En 1932, el psicoanalista suizo Carl Gustav Jung escribió una pieza en gran medida crítica sobre el tema de Ulises, la innovadora, polémica, y famosa novela de James Joyce, para el Europäische Revue. Del el ensayo de Jung:
«Leí la página 135 con desesperación en mi corazón, para caer en el sueño dos veces en el camino. La increíble versatilidad del estilo de Joyce tiene un efecto monótono e hipnótico. Nada sale al encuentro del lector, todo se aleja de él, dejándolo abierto, expuesto, después de la lectura. El libro es siempre una cuesta hacia arriba y a lo lejos. Insatisfecho con uno mismo, irónico, sarcástico, virulento, despreciativo, triste, desesperado y amargo […] Sí, admito que siento que me han puesto en ridículo. El libro no me encontraría a mitad de camino, nada en él hizo el menor intento de ser agradable, y siempre da al lector una sensación irritante de inferioridad».
En septiembre de ese año, Jung envió una copia de su artículo a Joyce, junto con la siguiente carta. Joyce se sintió, al mismo tiempo, molesto y orgulloso.
Su Ulises ha presentado al mundo un problema psicológico sumamente perturbador, similar a aquellos para los que he sido llamado, en varias ocasiones, como una supuesta autoridad en asuntos psicológicos.
Ulises resultó ser una nuez excesivamente dura y que ha obligado a mi mente no sólo a los esfuerzos más inusuales, sino también a las peregrinaciones más extravagantes (hablando desde el punto de vista de un científico). Su libro en su conjunto me ha dado un sinfín de problemas, similares a los que yo he estado meditando durante unos tres años. Pero debo decirle que le estoy profundamente agradecido a usted mismo, así como a su opus gigantesco, por lo mucho que aprendí de él. Probablemente nunca voy a estar muy seguro de si me gusta, porque me resulta demasiado perturbador para los nervios y la materia gris. Tampoco sé si va a disfrutar de lo que he escrito acerca de Ulises, pero yo no podía dejar de decirle al mundo lo mucho que me había aburrido, cómo me quejé, cómo maldije y cómo lo admiré. Las 40 páginas sin aliento, sin parar, al final, es una cadena de verdaderos duraznos psicológicos. Supongo que sólo la abuela del diablo sabe tanto acerca de la verdadera psicología de una mujer. Yo no.
Bueno, me atrevo a recomendarle mi pequeño ensayo, como un intento divertido de un perfecto desconocido que se extravió en el laberinto de su Ulises y llegó a salir de nuevo por pura buena suerte. En todo caso es posible deducir de mi artículo lo que Ulises ha hecho a un psicólogo supuestamente equilibrado.
Con la expresión de mi más profundo agradecimiento, quedo de usted, querido señor,
Atentamente
C.G.Jung
No deja de ser interesante la certera mirada de Jung sobre sí mismo tanto como sobre la obra de Joyce. Saber que se disfruta de algo pero que, al mismo tiempo, eso que tenemos entre las manos es tan complejo y exquisito que nos obliga a enormes esfuerzos, al mismo tiempo nos permite suponer que es muy probable que algo se nos escape, que inevitablemente algo quede fuera de nuestro alcance, tal vez para siempre.