A ver, gente ¿Qué nos está pasando? ¿A qué viene todo este querer rasgarse las vestiduras por la elección de un imbécil en el país más poderoso del mundo? ¿Ahora resulta que somos todos brillantes electores desde nuestra propia latitud y además somos todos expertos en cuestiones democráticas? Si así fuera deberíamos saber que, por principio, la elecciones democráticas son una farsa y en algunos sitios más que en otros. Por ejemplo, los Estados Unidos de Norteamérica. El tema es largo, pero seré breve en la medida de lo posible. Para empezar, una elección de tal magnitud entre solo dos candidatos que sólo difieren en aspectos muy pequeños de sus plataformas es cualquier cosa menos democrática ¿Dónde están las variantes, dónde las ideas renovadoras, dónde el pensamiento original? Pues en ningún lado. Comes hamburguesas con ketchup o hamburguesas sin ketchup; las opciones no van más allá de eso.
Segundo: No hay en los Estados Unidos un sistema de elecciones porcentuales; quien gana un estado gana TODO; como si de un partido de fútbol se tratara, quien pierde se va con las manos vacías. Digamos que si en un estado hay cien electores y el candidato A le ganara al candidato B por un porcentaje de 60% a 40% ¿No sería justo que el candidato A obtuviera 60 electores mientras el candidato B obtuviera 40? Claro que sí, eso sería moral, práctica y matemáticamente justo; pero eso no sucede nunca; el candidato A se queda con los cien electores y listo, se acabó el problema ¿Qué pasa con las minorías? Pues que se joden, eso es todo. Entonces, como se ve en el gráfico, quienes realmente eligen son los blancos. Los negros, hispanos y otras minorías no tienen la más mínima posibilidad de elegir nada. La democracia, insisto, es una farsa.
Tercer punto: La publicidad democrática nos dice que ese es el mejor sistema, etc., etc. Falso. ¿Desde cuando la masa elige de manera inteligente? Eso es sentido común, no me vengan ahora con que estoy siendo racista o clasista o cualquier otra cosa similar. Les dejo un ejemplo tangencial pero clarísimo: hace algunos años el campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov se enfrentó, internet por medio, con mil jugadores. Kasparov hacía una jugada y las mil personas que se habían anotado para enfrentarlo tenían veinticuatro horas para indicar su jugada. La jugada que obtenía mayores votos era la elegida. Claro está, Kasparov ganó fácilmente, ya que para enfrentarlo hacía falta jugar de manera brillante y eso sólo lo conseguían dos o tres jugadores de esos mil; la mayor parte sólo veía jugadas triviales, poco aptas para enfrentar a un oponente como el campeón del mundo. Lo mismo sucede con las elecciones políticas. La mayor parte de los electores son jugadores mediocres y votan de forma mediocre, eso es todo. Y mejor no entro en los temas de manipulación porque sería no terminar más con el asunto.
Cuarto: ¿Y por casa cómo andamos? Ahora resulta que todos suben memes súper graciosos a las redes sociales burlándose de Trump y de las elecciones y de los electores norteamericanos, como si nosotros en nuestros países hubiésemos votado a un premio Nobel. Vamos, no seamos tan hipócritas; las masas son masas en todos lados, en el tercer mundo como en el primero, según vemos.
Quinto y termino: Los imbéciles o canallas que nos gobiernan fueron elegidos por nosotros. No tenemos que pedir mejores políticos o mejores presidentes. Tenemos que pedir un mejor electorado. Ése es el único modo de cambiar las cosas si es que realmente queremos hacerlo.