Hacía mucho que no escribía una entrada bajo este título tan poco original y que fue extendiéndose más de lo que pensé en su inicio; pero hay hallazgos que merecen la pena ser compartidos. Encontré esta deliciosa carta en The National Archives, sitio oficial histórico británico donde pueden encontrarse verdaderas maravillas. La carta, escueta respuesta a un ciudadano ruso por parte de un oficial de Scotland Yard, dice: «14 de abril, 1909. ref Sherlock Holmes. Señor: En referencia a su carta del 16 último, he sido enviado por el Comisionado de Policía de la ciudad para informarle que Sherlock Holmes no es una persona real, sino un personaje de ficción. Soy, Señor, su obediente sirviente. Jefe Clerk».
Pueden ver la carta en mayor tamaño aquí (sitio oficial de The National Archives).
Buscando información sobre ésta y otras cartas, encontré un artículo de El mundo donde leo: «Las cartas siguen llegando puntualmente al número 221B de Baker Street. Unas 700 todos los años, dirigidas a Sherlock Holmes y urgiéndole una respuesta apremiante. Le preguntan por las mujeres en su vida, por la intrincada relación entre el amor y el crimen o por la auténtica naturaleza de la amistad con su querido Watson. Quieren saber cómo se enganchó a la cocaína, qué marca de tabaco fuma en su pipa y si es cierto que una vez hirió a su ama de llaves, Mrs. Hudson, mientras limpiaba el revólver».
Es bien sabido que Arthur Conan Doyle detestaba a su creación, Sherlock Holmes y que, harto de esa fama que lo opacaba y que no le dejaba tiempo para escritos de mayor importancia, lo mató en el relato corto El problema final; pero la insistencia de sus lectores más apasionados lo obligaron a «revivirlo». La pasión despertada por Sherlock Holmes llega hasta hoy, por supuesto (no hay más que ver cuántas películas, series y demás siguen haciéndose alrededor de este personaje); pero yo no dejo de pensar en esa carta con la que inicié la entrada ¿Qué tan apremiante habrá sido el problema de ese hombre en Rusia para tener que recurrir al mismísimo Sherlock Holmes? Vaya misterio sin resolver…