De mi modesto pero no por eso menos querido En los bordes del silencio, les dejo un poema que me fue traído del recuerdo por una de esas estupendas miniaturas que suele compartirnos Rubén en su blog Sendero.
Free Moon
Vamos a iniciar un movimiento, usted y yo,
vamos a juntar firmas, a enviar petitorios,
vamos a organizar una marcha,
a enviar cartas y notas a quien corresponda.
Vamos a pedir que suspendan
para siempre jamás
los viajes a la Luna.
Y es que ciertos hombres son tan predecibles
que podemos decir hoy lo que ellos
harán mañana, o pasado mañana.
Y con la excusa de la exploración científica
van a mandar allá a un montón de disfrazados
van a construir un iglú de cartón piedra
van a sacar muchas fotos y poner banderas
van a juntar toneladas de cascotes
y después
con la excusa de lo caro que está todo
(por ejemplo la nafta para el cohete
o la comida deshidratada)
van a poner un cartel de cientos de kilómetros de largo
por decenas de kilómetros de alto
y hasta es posible que encuentren el modo
de iluminarlo de manera económica.
Y la verdad es que no nos gustaría
que al alzar la vista una estúpida
con una estúpida sonrisa, o un simpático osito
o un Santa Claus de barba falsa
nos quieran vender una coca cola,
o chiclets, o el nuevo modelo de celular
(¡llamadas a la Luna con descuento!)
O una 4 x 4
Ideal para sortear cráteres.
Preferiríamos, en lo posible,
(estoy seguro de que usted está de acuerdo
con lo que digo, por eso me atrevo
a que el plural lo incluya),
poder mirar hacia el cielo y verla allí
como hasta ahora, casi virgen,
con esa cara marcada de acné adolescente
que tanto conocemos
y que tan bien le queda.
©Diablura Ediciones