Oposición constante, vergüenza perenne

 

Una regla fundamental en todo debate debe ser el de establecer pautas sólidas y no basar los propios dichos en ejemplos particulares. Es decir: argumentar y no  apelar a lo meramente anecdótico. Pero a veces uno siente que la suma de ejemplos es tan poderosa que se convierte en un argumento per se; por mérito propio.

Acaban de pasarme una lista de derechos básicos a los que se opuso, a lo largo de la historia, la Iglesia Católica Argentina (supongo, casi sin temor a equivocarme, que lo mismo ha sucedido a lo largo y ancho del globo donde esta iglesia ha tenido algo de poder verdadero; pero la lista que compartiré a continuación se basa en datos específicos de Argentina y a ella nos plegaremos). Dicha lista es la siguiente:

 

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Releo la lista en busca de al menos un ítem que no sea vergonzoso para quien haya defendido o aún defienda a ese tipo de oposición y no lo encuentro. Ni uno solo de esos temas nos permite, siquiera por un momento, entender la posición de la iglesia católica. Por último, como puede leerse en el último renglón, la separación entre Iglesia y Estado será la próxima ley a la que se opondrán y eso es bastante obvio ¿Qué otra cosa podría hacer una cofradía de parásitos que no producen nada, que tienen una poderosa injerencia en una sociedad que no los sigue y que viven de los impuestos de esa misma sociedad? Pues claro que van a oponerse, de lo contrario van a tener que empezar a vivir de lo que sus fieles les regalen o, peor aún, van a tener que empezar a trabajar y Dios no permita semejante ofensa.

Vuelvo al punto inicial: sé que los argumentos son los que deben prevalecer en todo debate que se precie de tal; pero esta lista puntual de hechos específicos se transforma, por el mismo peso de ellos, en un argumento tan válido como cualquier otro que pueda esgrimirse contra esta vergonzosa institución.

 

 

Nota al margen: Por tiempo indeterminado estaré sin conexión a internet, así que responderé a sus comentarios en cuanto pueda. Dejaré varias entradas programadas, así que éstas se subirán aunque no esté aquí. Pasaré a visitarlos en cuanto me sea posible.

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Del otro lado de la puerta…

Borges, J. L.

Hay gente que no tiene límites, eso no es ninguna novedad; y tampoco es ninguna novedad que esa gente suele llevarse bastante bien y que se entienden a la perfección, sobre todo cuando se trata de aprovecharse de otro. Claro, el asunto es más fácil cuando ese otro en cuestión está muerto, así ni siquiera tienen que molestarse en un desmentido, en una aclaración o en una rectificación. Algo de esto sucedió hace pocos días en la ciudad de La Plata, en Argentina. Allí se organizó una mesa redonda «En el marco de una iniciativa ecuménica iniciada por Benedicto XVI y continuada por el papa Francisco, donde el académico Pedro Barcia, el cardenal Gianfranco Ravasi, la periodista María Eugenia Estenssoro debatieron sobre la dimensión espiritual del escritor argentino [en referencia a Jorge Luis Borges]». En síntesis: el asunto era hacer de Jorge Luis Borges algún tipo de ser espiritual ad hoc, algo que a Borges le resultaría más espantoso que su ceguera o que un laberinto de espejos eternos. Borges fue un agnóstico/ateo que si bien usó la imagen de dios en muchas ocasiones, siempre fue en beneficio del relato, es decir en sentido estético, nunca místico ni metafísico.

«La mesa redonda formó parte de «El atrio de los gentiles», una iniciativa nacida en el Vaticano, que comenzó con el papa emérito Benedicto XVI, que es continuada por el papa Francisco, y que ya se realizó en diversas ciudades de Europa y América». Dice el artículo del diario argentino La Nación y esa sola frase muestra, una vez más, que la estupidez y la ignorancia general es tan profunda y abarcadora que una iniciativa vaticana manipuladora, una mesa redonda como la que acabo de describir y un artículo como este se lleven adelante sin que nadie diga absolutamente nada o, peor aún, que se lo considere como algo digno de reconocimiento.

No podía faltar, por cierto, la ex secretaria y viuda de Borges, la inefable María Kodama, quien desde la muerte del escritor se ha dedicado a hacer dinero de cualquier modo que estuviese a su alcance, llegando a publicar aquellos textos que el mismo Borges se negó a hacerlo en vida y quien siempre dijo que nunca debían ser publicados. Con amigos así…

Y luego tenemos al mayor de los cínicos de esta mesa redonda: el cardenal Gianfranco Ravasi, representante del Pontificio Consejo para la Cultura, quien expresó que siempre le atrajeron «esas preguntas que formulaba Borges, acerca de por qué el universo es fluido y cambiante», por lo que «uno se siente capturado por esa telaraña de su suave escepticismo, de su farragoso enciclopedismo y de su ecumenismo ecléctico». Para empezar, el escepticismo de Borges no era «suave», su enciclopedismo no era «farragoso» (Farragoso: «Que es poco claro e incluye cosas o ideas superfluas y desordenadas que lo hacen confuso y pesado»; y lo que revuelve el estómago hasta la náusea es cuando este mediocre manipulador habla de «ecumenismo ecléctico» (Ecumenismo: «Movimiento que promueve la unidad entre todas las iglesias cristianas»; y Ecléctico: «Que en su manera de pensar o de actuar adopta una posición intermedia o indefinida, sin oponerse a ninguna de las posiciones posibles»). ¿Cómo se atreve este degenerado a tergiversar de tal manera las ideas, la obra y la conducta de un hombre que mantuvo siempre una línea de pensamiento y una capacidad artística que ha llegado a marcar un hito en la historia del arte universal? ¿Cómo es que nadie dice nada al respecto y se acepta que se digan estas tonterías sin que el ambiente literario y artístico se haya pronunciado en contra de esta vergonzosa manipulación?

Una siempre hipócrita iglesia católica, una viuda codiciosa, un académico con muchas ganas de figurar en primera plana y un hombre muerto que nada puede hacer para desenmascarar un circo patético; eso es todo lo que hay y es todo muy triste. No cabe duda de que vivimos en la época de las mentiras tenaces y perennes y nada nos hace suponer que esto vaya a cambiar pronto.

Francisco miente.

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Todo el mundo se encuentra maravillado con el nuevo papado. El Papa Francisco parece ser el hombre que vino a traer paz y buenaventura al mundo todo. Si hasta personas ajenas al catolicismo se muestran como idiotizadas por las imágenes que se dan a conocer y con las palabras y actitudes del Santo Pontífice. A mí, qué quieren que les diga, me llama mucho la atención que nadie note la enorme trama publicitaria de la que Francisco es la figura estelar. ¡Un niño burló la seguridad que rodea al Papa y se quedó cerca de veinte minutos en el escenario donde el Papa se encontraba hablando! ¡Incluso se sentó en el trono papal, y Francisco lo dejó! ¿No es maravilloso? (Si esto fuera verdad, el personal de seguridad de El Vaticano hoy estarían trabajando de camareros en una cantina de Nápoles). También se dio a conocer una fotografía que mostraba a una paloma posándose en la mano izquierda del Papa, mientras éste recorría en su vehículo la Plaza de San Pedro entre la multitud. Luego se supo que en realidad alguien le acercó una jaula con dos palomas. La primera de ellas voló ni bien Francisco abrió la puerta enrejada, en cambio la segunda, asustada, se acurrucó en un ángulo. ésta fue la que Francisco sacó y liberó. Ésa, exactamente, fue la foto que se dio a conocer. Ahora, Francisco le responde por medio de una carta a Eugenio Scalfari, periodista agnóstico y fundador del diario “La Repubblica”

“Dios perdona a quien obedece a su propia conciencia”. La carta, de cuatro páginas, está dirigida a los no creyentes, y es una respuesta a una serie de artículos publicados por Scalfari. “La misericordia de Dios no tiene límites si se le dirige con el corazón sincero y arrepentido. La cuestión para quien no cree en Dios es obedecer a su propia conciencia”, responde Francisco a la pregunta sobre si el Dios de los cristianos perdona a quien no cree.

“Escuchar y obedecer (a la conciencia) -explica Jorge Bergoglio- significa decidir ante lo que se percibe como el bien o como el mal. Y sobre esta decisión se juega la bondad o la maldad de como actuamos”.

También responde a otros temas presentados por Scalfari, como si es pecado o un error creer que no existe un “absoluto” y sobre ello expresa que tampoco para quien cree se puede hablar de “verdad absoluta”, pues “la verdad, según la fe cristiana, es el amor de Dios por nosotros en Jesucristo y por tanto la verdad es una relación”.

“Cada uno recibe la verdad y la expresa a partir de si mismo, de su historia, de su cultura y de la situación en dónde vive”.

¿Un acercamiento liberal al ateísmo? No, otro truco publicitario. En el sitio web de la Universidad Del Salvador, en el apartado «Principios», se lee: «…donde quedan delineados los puntos en los que la Nueva Universidad del Salvador deberá apoyarse para ser fiel a sí misma, para rescatar su «continuidad en el espíritu jesuítico: lucha contra el ateísmo, avance mediante el retorno a las fuentes, universalismo a través de las diferencias».. (Destacado en el original). Es más, les dejo una imagen del texto:

Imagen 1

¿Y quién firma la Declaración de Principios de la prestigiosa Universidad? Pues nada menos que nuestro amigo Jorge Bergoglio, nuestro maravilloso Francisco.

Imagen 2

¿La Iglesia Católica muestra una nueva apertura de cara al siglo XXI? Pues nada de eso, sólo tienen una mejor campaña publicitaria. Tan así es que hasta la revista Time lo puso en su clásica portada de diciembre como «Personaje del año» a pesar de que en el texto que acompaña al artículo principal reconocen que «no traerá cambios profundos de doctrina». Más claro, echale agua bendita.