
Tim Noble and Sue Webster
Reyner Sicks Maidana se puso en contacto conmigo hace unas semanas luego de habernos cruzado en un sitio donde se discuten temas de ateísmo. Reyner es director de cine y está trabajando en su ópera prima, llevando adelante el proyecto con mucho esfuerzo y con no menor empuje. También escribe minificciones o microrrelatos; de hecho, hace un par de días leí dos de esos textos breves y ante mi aplauso y mi comentario de que “quería más” me mandó varios de ellos, los cuales me parecieron muy, pero muy buenos. Por último, y esto no es poco considerando la situación política que está viviendo mi querida Argentina en este momento, Reyner tiene una postura política bien tomada, una postura política clara y establecida en una base sólida y bien fundamentada; verlo defender esa postura y verlo pelear por lo que considera justo es un pequeño lujo. Olvidé un dato importante: Reyner, hace apenas una semana, cumplió catorce años; y eso, mis queridos amigos, no es poco. Ante la constante estupidez con la que uno se cruza a diario; ante la falta de pensamiento crítico y ante la falta de consideración por el pensamiento ajeno, encontrar que un muchacho de catorce años se eleve por sobre la mediocridad general es un buen síntoma; es una pequeña ventana que deja entrar aire y luz a un ambiente que a veces nos huele demasiado viciado. Sumado a todo ello, su constante sello creativo nos muestra que hay mucho dentro de esa mente adolescente; mucho y bueno, lo que es aún mejor. Espero que Reyner sea el primero y que podamos ver aparecer en el horizonte a más jóvenes como él, aunque sea de manera indirecta, a través de una buena noticia o a través de una obra de arte.
Les dejo algunas de sus minificciones.
“Ella me gusta porque tiene su niño interior”, dijo un caníbal comiéndose a una embarazada.
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La madre iba por el pasillo, cansada, en dirección a su habitación, cuando escuchó los sollozos de su pequeño hijo. Se acercó y lo vio en su cama, frágil, con la cara cubierta de lágrimas.
–¿Qué pasa? –le preguntó, preocupada.
–Es que… –dijo él, haciendo una pausa–. Es que creo que me estoy volviendo adulto…
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-Eso de la sangre azul es una estupidez; todas saben igual. Cuando seas un vampiro mayor lo entenderás… -Dijo el sabio Drácula a su hijito-.
El niño tomaba apuntes en su bloc. Letras regordetas se quedaban plasmadas en el papel, escritas con sangre. Ya le estaban empezando a salir los primeros colmillitos de leche.
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“El tiempo es dinero”, oyó, e inmediatamente comenzó a vender tiempo.
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La muerte nos llega a todos; sanos, enfermos, viejos, jóvenes, padres, hijos, gente triste, gente feliz. Nos morimos y no hay nada. Todos nuestros sueños, incumplidos, se desvanecen… No hay nada más terrible que saber que te estás por morir. Estar enfermo, saber que te queda poco. Sentir el tictac del reloj, sentir cómo las aburridas horas pasan mientras un dolor que no te deja pensar te carcome desde dentro de tu ser. O ser un condenado y que la intriga, el miedo, te persigan. Ser un suicida, y presenciar el eterno momento en el que te acercás al suelo, al vacío.
Todos nos morimos, nadie se salva. En cualquier momento podemos irnos. Desaparecer del mundo. Dejar a los que más queremos. No cumplir nuestros sueños… ese es el gran miedo. Es como dejar de ser para estar pero en la nada. Es como… es como morirse.
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Estaba en la cama, absorto en sus lecturas y envuelto en su pijama rayado. Se sentía muy cansado, pero continuó hasta terminar el capítulo. Hecho lo ídem, dejo su libro en la mesa de luz, y extendió su mano hasta llegar al interruptor para apagar el Sol.
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El humo de la chimenea fue blanco. Se puso la fumata y se asomó al balcón. Miles de fieles se sorprendieron: era la primer “mama” de la historia…
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-Adopté una -dijo orgullosamente la señora-, una negrita.
-Mirá vos, ¿se porta bien? -preguntó el otro.
-Al parecer, sí. La tengo desde hace dos días. Lo bueno es que se conforma con la comida que le de: restos de carne, alimento balanceado… Me tiene respeto porque sabe que soy su dueña.
-Claro, para algo la adoptaste.
-En realidad, la compré -musitó-. Es una buena esclava.
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Pensaba que los geriátricos eran establos. Descubrió, al ver por la ventana de uno de ellos luego de tomar suficiente valor, que estos eran mataderos…
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Los padres les dicen a sus hijos que Papá Noel y el Cuco existen para que se porten bien. El poder le dice a la gente que Dios y el Diablo existen para que se porte bien.
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Se preguntaba por qué los autos ya no paraban a comprarle comida en su puestito, al costado de la ruta; hasta que descubrió que habían hecho un McDonald a 5 minutos de allí…
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El día que reconsideré quién era el que robaba más, si el ladrón de bancos o el banquero, descubrí mi verdadera vocación. Ahora los dejo, me voy a asaltar un BBVA.
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Sentí lo que dicen que se siente cuando te morís… El sonido se paró. Todo era negro, salvo una potente luz, a lo lejos. Me dirigí hacia ella, asustado. Cada vez me acercaba más, y esa luz blanca se fue volviendo nítida y enceguecedora.
El sonido de la radio volvió, salí del túnel y seguí mi camino por la desierta autopista…
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En el Grupo de Ateos rechazaron al pastor porque creyeron que era evangelista. Ahora, las ovejas lo consuelan.
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Esa salsa me había cautivado: era tan sabrosa, tan especial… no llegaba a ser caliente, pero tampoco fría. Ni siquiera, incluso, tibia. No sé si era su sabor, su aroma o su textura lo que logró cautivarme… o quizá todo junto.
Mi punto es que esa salsa, esa exquisita salsa que (y ahora debo sincerarme) había robado en un sitio alejado cuando el hambre había proliferado en mí había sido tan, pero tan cautivante para mí que no pude dejar de pensar en ella.
Estuve horas y horas, cocinando, picando, mezclando todos los ingredientes imaginables, sin resultado. No podía conseguir imitar ese néctar delicioso. Estaba cansado, agotado, con ojeras hasta el piso, pero no dejaba de intentarlo…
Así fue hasta que, picando un ajo, mi dedo índice se cruzó en el camino del afilado cuchillo. Como un reflejo, me llevé el dedo a la boca, y succioné la sangre que salía: había encontrado el ingrediente de la salsa.
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Caía. Caía en la realidad, caía en el amor, caía en el mundo que había detrás de una pared, caía en la vida; pero puso las manos…
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