Hace poco incluí un post sobre Edvard Munch y hace algún tiempo hice lo propio con uno de Salvador Dalí. Son dos de los muchos artistas que admiro y, no casualmente, son dos de los que, por un motivo u otro, siempre andan dando vueltas por mi cabeza o por mi casa en forma de libros, imágenes sueltas, copias de dibujos, anotaciones, etc.
Hoy, casualmente (si nos inclinamos a esa forma de la superstición que es el almanaque en su forma de efemérides), se cumplen sesenta y nueve años de la muerte del primero y veinticuatro de la muerte del segundo. Como aquí a esa forma de la superstición de la que hablé antes no se le da mayor importancia (si así fuera esperaría hasta el año próximo y tendría dos números «redondos»), los recuerdo hoy porque sí, porque encontré el dato y eso los hizo volver a mi memoria —ya lo dije: de un modo u otro siempre andan por aquí— y porque, simplemente, se los extraña.
Salvador Dalí. La tentación de san Antonio
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