
Copio de la red: Una nueva masacre ha ocurrido en una escuela de los Estados Unidos. Un hombre armado entró a la primaria Sandy Hook Elementary School y mató a 26 personas; incluyendo a 20 niños. Según agencias de noticias y otros medios locales, el asesino, un hombre adulto que hasta el momento no fue identificado, habría fallecido también. En un operativo desesperado, los maestros y otros responsables de la institución ayudaron a los niños que lloraban desconsolados a salir de la escuela, mientras que los heridos fueron trasladados a centros médicos cercanos. Según algunos testigos, en total se habrían escuchado más de 100 tiros, algo que supera otras masacres anteriores. (Luego se supo que el autor de los crímenes fue Adam Lanza).
Más allá de la noticia, me puse a buscar en la T.V. y en diferentes medios de la red algo de información al respecto, y me encontré con la mediocridad de siempre. La mayoría de los periódicos, portales y agencias de noticias se apresura a publicar una especie de «Top Ten» (idea tan americana, dicho sea de paso) de las peores masacres o matanzas de los últimos tiempos. Otros, hacen eco de las diferentes expresiones de dolor a lo largo y ancho del mundo, todas ellas suenan tan vacías como oportunistas o, al menos, de «compromiso». Les puedo asegurar que a partir de mañana (o quizá hoy mismo al anochecer) ya empezarán a salir a la luz historias puntuales de los hechos y aparecerá algún que otro «héroe», otra idea típica de los americanos.

Continúo: al hojear la información sobre ese famoso «Top Ten» de las matanzas de las que hablé antes, me encontré con éste texto:
«Jared Lee Loughner, de 22 años, es el único acusado y encarcelado por la masacre de Tucson, ocurrida el 8 de enero de 2011, que dejó como saldo seis muertos, entre ellos una niña de 9 años y un juez federal, y a varios heridos de gravedad, como la congresista Gabriella Giffords, a quien disparó el asesino a una corta distancia. Jared Lee Loughner confesó que su libro favorito era “Mi lucha”, de Adolf Hitler. Esto ayudó a describir el perfil de alguien que es capaz de cometer una masacre como la de Tucson. Al igual que algunas de las confesiones de sus videos: “Puedo controlar toda creencia y religión al ser el controlador mental”.
Aquí se puede ver de manera explícita la forma de tratar estos temas por parte de la prensa. Se hace notar que entre los muertos se encuentran «una niña de 9 años y un juez federal» y entre los heridos se encuentra «la congresista X». lo de la niña está puesto allí para que nos indignemos. Lo del juez federal y lo de la congresista es harina de otro costal. Es patente que hay ciudadanos de primera y hay ciudadanos de segunda categoría. A mí me importa menos una congresista herida que un albañil muerto. Pero esas son cuestiones personales. Pruritos que uno tiene.
Lo de la lectura de Hitler es otro tópico clásico. Ya se sabe, Hitler sirve para todo aquello que sea necesario estigmatizar. no hay asesino en este mundo que no sea admirador de Hitler (pero nadie recuerda las palabras de alabanza que le prodigó Winston Churchill o el ingente apoyo de la Ford y otras empresas norteamericanas).
¿Y qué sucederá a continuación? La respuesta es sencilla: Nada. Nada ocurrió en el pasado, nada ocurre ahora y nada ocurrirá en el futuro. Como leí en uno de los comentarios de una página que trataba el tema: «Para evitar una nueva masacre los gringos son capaces de prohibir los colegios, pero nunca la venta de armas».
Las lágrimas de Obama se secaron treinta segundos después de haber abandonado el recinto donde brindó la inevitable rueda de prensa. Los altos mandos políticos y religiosos que enviaron sus condolencias («horrorizados, consternados, dolidos») deben estar tomando el té con miel y scones. Las estúpidas preguntas que pululan por las redes sociales («¿Por qué? o ¿Cómo es posible?») quedan en el olvido una vez que se presiona la tecla Enter. Mientras tanto, en algún lugar de los EE.UU. un loco —tal vez admirador de Hitler, por qué no; tal vez admirador de George W. Bush, aunque eso nunca lo sabremos— está preparando la próxima masacre; esa donde las víctimas tendrán su metraje en los periódicos en la medida en que sean niños, jueces federales o congresistas.
Tengan preparados sus pañuelos, sus lágrimas (no muchas) y sus telegramas de condolencia.

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