El refugio de los cobardes

Escena 3ª (Plaza de Ansano, Plasencia, Cáceres, Extremadura, España)

Escena 3ª (Plaza de Ansano, Cáceres, Extremadura, España)

 

El pasado lunes 29 de abril, el periódico mexicano La Jornada tituló de esta manera su nota principal: Macri insiste en culpar al gobierno anterior del caos en Argentina. El actual mandatario argentino ya está por terminar su mandato y sigue haciendo lo mismo que hace cuatro años y lo mismo que hizo a lo largo de todo este tiempo: culpar al gobierno anterior. Y no dejo de decirme que esto de ser presidente de un país no es algo tan difícil… Si algo sale bien es gracias a mi capacidad, si algo sale mal es por culpa del otro, de cualquier otro.

Este asunto me lleva a uno más amplio, más general, el cual puedo plantear bajo la forma de una pregunta: ¿No es esta actitud la muestra flagrante de la infantilización extrema a la que ha llegado nuestra sociedad? Ahora resulta que nadie es responsable de nada y que, cual niños asustados, se deba recurrir al monstruo que supuestamente está debajo de la cama. El xenófobo que culpa de todo a los inmigrantes; el neofeminismo que ve en todo hombre a un cavernícola o en el lenguaje a un arma de destrucción masiva; el adolescente que ve en toda crítica un ataque personal; el político que, como vimos, siempre acusa a un funcionario anterior (o también a los inmigrantes o a un gobierno vecino); el mal artista que señala como «retrógrado» a todo aquel que no se postra ante sus manchas sin sentido o ante su poesía de cloaca; el  vecino que culpa a la escuela porque su hijo es un grosero sin remedio; el ecologista de café que se rasga las vestiduras por el plástico en los océanos; todos, todos, todos, encuentran en el otro a alguien culpable de algo. Claro, desde la perspectiva parcial que se maneja en esos ámbitos todos somos culpables; porque el error en el planteamiento así lo determina, aunque la lógica por aquí ande desaparecida sin aviso.

¿Has tomado un refresco en envase de plástico? ¿Eres hombre? ¿Dices «los niños» en lugar de decir «les niñes»? ¿Eres extranjero? ¿Crees que Daddy Yanqui no es tan bueno como Mozart? ¿Eres heterosuexual? ¿Crees que versos como «Tonto… ¿Quién es tonto? / El hombre es tonto / ¿Tonto? Tanto como una flor» son malos? (y aclaro que son reales); ¿Crees que la educación escolar es otra que la educación que debe ser impartida en tu propia casa? ¿Crees que un político debe ser responsable de sus actos al igual que lo es un médico, el conductor de un taxi o un ciudadano cualquiera, si vamos al caso? Pues para esta gente estás equivocado de cabo a rabo, porque ellos, sencillamente, no son responsables de nada. 

La infantilización de la sociedad es una excusa donde los cobardes se resguardan de toda responsabilidad personal. Las personas adultas, en cambio, son perfectamente conscientes de que sus actos son los que determinan las consecuencias que de ellos se derivan y se hacen, entonces, cargo de esas mismas consecuencias. Las falencias también forman parte del accionar humano, así que también tenemos un margen para la prueba y error, siempre que éstos últimos sean involuntarios, claro está; pero ni aún así podremos hacer que estas personas se responsabilicen por algo. Claro, siempre es más sencillo señalar con el índice hacia otro; no importa si se es el presidente de un país o un imbécil que no hace lo suficiente para nada, siempre será el otro o será el mundo el que no les habrá dado eso que tanto merecen.

Anuncio publicitario

Ensalada política

1. No deja de ser curioso el encontrarse en la red con innumerables artículos, comentarios, fotografías y todo lo que se le ocurra sobre el Dictador Nicolás Maduro. No deja de ser curioso que los que comenzaron a llamarlo así (ya saben de quién hablo: los benditos Estados Unidos) no reconozcan la legalidad de la reelección de Maduro cuando en su propio país la reelección es legal (y si no lo fuera a nadie debería importarle. Eso se llama autodeterminación de los pueblos). Es curioso que todos los imbéciles que repiten esos epítetos en las redes sociales  se orinen encima ante la presencia de autoridades como Vladimir Putin o Angela Merkel, quienes van por su cuarto mandato cada uno (Putin lleva en el poder desde 1999 y seguirá hasta el 2024. El único que lo superó en la Rusia moderna es… Lenin). Sin embargo a ninguno de estos dos los vemos en los titulares o en la red bajo el título de Dictador o el de Tirano. El doble rasero de occidente ya es tan absurdo que ni siquiera necesita esconderse.

 

venezuela

 

2. Los diarios de hoy traen noticias que para cualquiera que en Latinoamérica tenga un poquito de memoria (y digo un poquito, al menos), saben a refrito de décadas anteriores. Una conferencia de prensa en la Casa Blanca y las consabidas amenazasy la manipulación de siempre. Ya el estado americano programó las marchas, las movilizaciones y la puesta en escena (los muertos correrán por el pueblo, como siempre). Tomo nota de un par de cosas por demás interesantes, de esas que no salen en los noticieros: primero, el mapa detrás de los dos voceros. Venezuela en amarillo, quienes están a favor de Maduro en rojo (el color del diablo, recuérdenlo) y en azul los que están a favor de EE.UU. Como siempre, o estás con ellos o contra ellos y no hay términos medios (ya lo dijo en esos mismos términos Bush hijo, poco antes de invadir Irak). En blanco sólo hay dos zonas: África (que no le importa a nadie) y Europa, quien se unirá a EE.UU. posiblemente hoy, 30 de enero de 2019. Segundo, el bloc de hojas del vocero de la izquierda (John Bolton, asesor de seguridad de Donald Trump). En él puede leerse: «Afganistán, bienvenidas las negociaciones» y «5.000 tropas a Colombia». ¿Está claro, no? «5.000 tropas a Colombia». Es decir, Maduro cae sí o sí; por las buenas o por las malas, pero cae.

 

usa

 

3. Me duele ver a mi país ahí, pintado de azul, pero no me extraña. Mauricio Macri no es más que un títere de los amos del norte y era de esperar que actuara como lo hace (a intentado criticar a Maduro desde que asumió su mandato y digo «intentado» porque es tan patético que ni siquiera pudo hacerlo con altura. Eso sí, quedó bien con el jefe del norte. Por cierto, para que no me acusen de «conspiranoico» sumo dos noticias extras: «El régimen de Nicolás Maduro intentó retirar USD 1.200 millones en oro y el Banco de Inglaterra se lo negó» (¿Vieron? Es así como se prepara un golpe de estado desde el extranjero. Justo Inglaterra decide quién es demócrata y quién no) y la relación entre estos tópicos es la siguiente: «Macri saca reservas en oro del Banco Central y las envía a Inglaterra para su custodia». ¿Qué hace el imbécil de Macri depositando 462 millones de dólares argentinos en Inglaterra? Pues protegiéndolos de… supongo que Macri sabe que va a perder las próximas elecciones y si gana Cristina Fernández pues… las cosas se le van a poner igual que a Maduro. El dinero depositado en Inglaterra nos los devolverán cuando a Inglaterra se le antoje, lo que significa cuando haya un gobierno afín a ellos. Macri juega las cartas de manera abierta. Como dije, ya nadie necesita ocultarse para hacer estas cosas. Macri es un traidor a su patria, pero como hace lo que los jefes le dicen, será aplaudido como todo un demócrata.

 

 

Queen Elizabeth II And The Duke Of Edinburgh Visit The Bank Of England

 

reina oro

 

4. Por último, una síntesis para cerrar la entrada: las nuevas corrientes derechistas latinoamericanas no son gratuitas, son fruto de un trabajo exhaustivo, coordinado y bien llevado adelante desde las embajadas norteamericanas y, sobre todo, desde los medios afines a ésta (es decir, casi todos; ya que lo que prima hoy en día, como bien se sabe, no es más que el beneficio económico inmediato y para eso los medios se hacen solos. En otro momento hablaremos de las pautas publicitarias que imbecilizan a toda la sociedad de manera totalmente abierta y descarada). Lo único que falta en esta ecuación es terminar con la educación, cosa que todos sabemos que se está llevando adelante con total eficacia a lo ancho y largo del mundo. Por ejemplo, el ultraderechista Bolsonaro (quien tiene muchos admiradores en Argentina, por cierto. Como vemos, la estupidez no sólo baila al ritmo de samba) nos regala la siguiente noticia (tomada de un periódico de hoy):

usa 02

Crónica de una muerte anunciada

 

Argentina

 

Hace poco más de tres años escribí una entrada titulada Suicidio asistido, en la cual hablé del profundo pesar que me produjo la elección de Mauricio Macri como presidente de la Argentina (incluso terminé esa entrada diciendo que no quería volver a la Argentina en esas circunstancias, cosa que hace un par de horas acabo de decirle, sin recordar aquella entrada que busqué hace unos minutos, a mi compañera de estos días). Un par de meses después de esa entrada subí otra tocando el mismo tema en un tono más pesimista aún y hoy me trae aquí la triste confirmación de que aquella esperanza de que mi mirada pudiera estar equivocada, no lo estuvo en lo absoluto. Mi Argentina se hunde y la gente todavía parece estar en la tribuna de un partido de fútbol tratando de ver quién tiene la culpa, si el que está o el que se fue. ¿Y mientras tanto? Bueno, lo de siempre, mientras tanto, los ricos se hacen más ricos, los pobres se hacen más pobres y la masa sigue prendida a la TV que le dice qué y cómo hacer de cuenta que piensan.

Lo más triste de todo esto es que pasan los años y siempre terminamos hablando de lo mismo y de la misma manera. Tan así es que transcribiré el tercer párrafo de esa entrada, como ejemplo de que todo sigue igual:

«Es muy común decir, cuando un grupo social toma una decisión determinada, que ese grupo social es «ignorante» o algo así. Yo hoy lo digo con toda la seguridad de las pruebas que ellos mismos nos han brindado ayer: la clase media argentina no sólo es ignorante, sino que es algo mucho peor: es una clase pretenciosa, envidiosa, mediocre, inculta, soberbia y sí, profunda y gozosamente ignorante. Sólo así se entiende que alguien vote para presidente a un tipo que nadie en su sano juicio (ni siquiera los que lo votaron, lo sé porque conozco a varios) lo dejaría dormir en su casa. Quien será el nuevo presidente, junto a sus «colaboradores» ya avisó que viene por todo; lo dijo bien clarito y sin ningún prurito. Mintió descaradamente una y otra vez pero eso a la clase media no le importa; porque esa clase media argentina está presa del odio más visceral por sus semejantes, ellos son los típicos hijos de los Mass Media y de la religión más obtusa, esa religión que habla de amor pero que enseña el odio a los pobres o a los diferentes. La clase media argentina después de una crisis como pocos países han vivido, puede comprar una TV, una computadora y un pequeño auto y ya se cree oligarquía y así termina votando a un tipo que tiene 214 causas judiciales y que está procesado en otras dos causas penales».

Ahí está, ahora, destruyendo todo a su paso y sin siquiera el apoyo de quienes lo votaron. Pero eso sí, esa clase media todavía tiene el odio cien por ciento activo; y es que hay costumbres que son difíciles de perder.

Contrato

No soy muy afecto a subir videos a esta página, pero hoy me veo obligado a ello para poder hablar después con mayor libertad. De todos modos, como el video dura un poco más de cuatro minutos, sintetizaré su contenido para que aquellos que no quieran verlo (seguramente lo habrán visto adaptado a su propio país en algún momento de sus vidas) pueda pasar de largo y evitarse el mal trago. El video no es más que una compilación del actual gobierno argentino y su doble discurso; el de antes de las elecciones y el de después, que reviste mayor gravedad ya que no se trata de un mero discurso hablado, sino de actos que conllevan el dolor y el malestar a todo un pueblo.

 

 

El punto central al que me lleva el video es el siguiente: ¿No es posible que comience a considerarse el discurso previo a las elecciones democráticas como un contrato entre dos partes? Debe haber algún modo —apelo para ello al conocimiento preciso y efectivo de los doctores en leyes— por el cual el electorado tenga en sus manos el poder llevar a la justicia a todo aquel que no cumpla con su parte del contrato, tal como ocurre, bien lo sabemos, en cualquier otro ámbito social.

De nada sirven las frases de rigor ni la palabrería vacua en fórmulas como la argentina, cuando se le pregunta al presidente entrante, en el acto de investidura, si se compromete a cumplir con la ley y éste dice «Si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden». Nada, eso es pura verborrea cínica, sin sentido y de mal gusto. No conozco a político alguno, ni a uno solo de ellos, a quien la Patria (y mucho menos Dios) le haya hecho reclamo alguno. ¿No es hora, entonces, de dejar establecidos los derechos y obligaciones en negro sobre blanco de una vez por todas y con pleno valor de ley?

Por último, un breve descargo que me llega desde el despacho del Abogado del Diablo: No olvidemos que somos nosotros —todos y cada uno de nosotros, tanto los que votan como quienes se abstienen de ello— quienes ponemos a estos delincuentes en las posiciones en las que se encuentran. No aparecen por generación espontánea.

Pero algo de cierto hay, también, en que muchos pudieron haberlos elegido creyendo en sus promesas y en sus palabras. De allí, insisto, en que se hace necesario un cambio en las reglas y que éstas deban ser ajustadas como en cualquier otro ámbito legal: Lo que se promete, se cumple. Lo que se dice, se hace. Y a partir de allí sí, se podrá decir, todos amigos.

Suicidio asistido.

Suicidio inducido

Estaba inseguro de escribir esta entrada. Lo estaba y lo estoy, a tal punto de que escribo esto casi como un ejercicio introspectivo y no sé si al finalizar irá a la papelera o me animaré a subirlo al blog.

¿Cómo escribir desde la tristeza, desde la desazón, desde el miedo? Sólo con la esperanza de estar equivocado. Y espero estarlo, con todas mis fuerzas espero equivocarme y que el próximo presidente argentino sea el mejor de toda la historia de mi país. No por él, que es sólo un funcionario que está allí para hacer precisamente eso; sino por la gente, por los viejos, por los niños, por todos los que allí viven. Ojalá yo me equivoque y me equivoque por mucho; les doy mi palabra que seré el primero en reconocerlo.

Es muy común decir, cuando un grupo social toma una decisión determinada, que ese grupo social es «ignorante» o algo así. Yo hoy lo digo con toda la seguridad de las pruebas que ellos mismos nos han brindado ayer: la clase media argentina no sólo es ignorante, sino que es algo mucho peor: es una clase pretenciosa, envidiosa, mediocre, inculta, soberbia y sí, profunda y gozosamente ignorante. Sólo así se entiende que alguien vote para presidente a un tipo que nadie en su sano juicio (ni siquiera los que lo votaron, lo sé porque conozco a varios) lo dejaría dormir en su casa. Quien será el nuevo presidente, junto a sus «colaboradores» ya avisó que viene por todo; lo dijo bien clarito y sin ningún prurito. Mintió descaradamente una y otra vez pero eso a la clase media no le importa; porque esa clase media argentina está presa del odio más visceral por sus semejantes, ellos son los típicos hijos de los Mass Media y de la religión más obtusa, esa religión que habla de amor pero que enseña el odio a los pobres o a los diferentes. La clase media argentina después de una crisis como pocos países han vivido puede comprar una TV, una computadora y un pequeño auto y ya se cree oligarquía y así termina votando a un tipo que tiene 214 causas judiciales y que está procesado en otras dos causas penales.

Alguna vez bromée diciendo que si ganaba este individuo no volvería a mi país. Hoy, a pesar de que no puedo asegurar que esas palabras sean cien por ciento ciertas, la sensación profunda que me embarga es ésa: la de no querer volver. Tal vez México me acepte, tal vez sea Colombia o tal vez, emulando a aquella leyenda del judío errante me convierta en el ateo errante que deambule por latinoamérica sin detenerse nunca.

Tengo tanto para decir. Tanto. Pero sólo quiero decirme otra vez a mí mismo: ojalá te equivoques. Ojalá me equivoque al pensar que Argentina acaba de suicidarse.