Michael J. Sandel, filósofo norteamericano, Profesor de la Universidad de Harvard y autor de varios libros sobre política, democracia y, sobre todo, justicia (es reconocida su serie de clases sobre este tema, la cual se puede ver completa en el sitio www.justiceharvard.org, plantea esta pregunta en un número de The Atlantic. Sandel dice que casi todo está en venta, y enumera algunos ejemplos:
· Una mejora en la celda de la prisión. En Santa Ana (California) y otras ciudades, presos no violentos pueden pagar por disfrutar de un espacio más limpiio, silencioso, donde el resto de los presos no puedan molestarles. Ese Upgrade cuesta unos 90 dólares por noche.
· Los servicios de una indú como madre de alquiler. Las parejas que acuden a la India, la podrán encontrar por 8.000 dólares, un tercio menos del precio que tendrían que pagar en EE.UU.
· El derecho a cazar una especie protegida. El rinoceronte negro vale 250.000 dólares. En Sudáfrica se han comenzado a vender permisos de caza sobre un cierto número de rinocerontes negros.
· El derecho a llamar a un doctor a su móvil. Cada vez hay más doctores en los Estados Unidos que conceden esa licencia mediante una cuota anual entre 1.500 y 2.500 dólares.
. El derecho a emitir hasta una tonelada cúbica de dióxido de carbono a la atmósfera. La Unión Europea concede a las empresas tal posibilidad por 10,50 dólares.
. El derecho a emigrar a los Estados Unidos con tarjeta de residente. Se concede a aquellas personas que inviertan, al menos, 500.000 dólares, creando 10 o más fuentes de trabajo.
. Vender el espacio de tu frente para hacer publicidad. Una madre soltera de Utah que necesitaba dinero para educar a su hijo recibió 10.000 dólares de un casino online para permitir un tatuaje permanente en su frentte. Por tatuajes removibles se paga menos.
· Ser utilizado como «conejillo de indias» en tests de productos farmaceúticos. Una compañía de ese sector contrata personas por 7.500 dólares. La cantidad será mayor o menor en función de lo invasivo y doloroso que llegue a ser el test.
· Luchar en Somalía o Afganistán. Contratistas privados pagan 1.000 dólares o más. La cantidad depende de la cualificación, riesgo, etc.
· Guardar el puesto en la cola del Capitolio. Hay compañías que contratan homeless para que guarden ése espacio durante la noche para cederlo luego a alguien que quiere presenciar las sesiones. Se paga (a las compañías, vaya a saber lo que le llega a esos homeless que hacen la fila) entre 15 y 20 dólares.
Sandel luego plantea la pregunta importante, la pregunta básica y fundamental: ¿Por qué preocuparse si la sociedad avanza hacia la posibilidad de comprar y vender todo?
Por dos razones: Una es la desigualdad y la otra, la corrupción. En una sociedad donde todo está en venta, la vida se hace más dura para aquellos que apenas tienen medios. Si solo se tratara de yates, casas lujosas o coches deportivos, no tendría mucha importancia, pero al extenderse a servicios y bienes corrientes, las desigualdades crecerían. La segunda razón tiene más que ver con el poder corruptor que llegaría a tener un mercado sin límites. Acabaríamos comprando seres humanos, y no sólo órganos, sino servicios mercenarios para cualquier fin, de forma abierta. Daríamos un paso decisivo para considerar a los hombres como bienes de uso corriente, algo de lo que nuestra especie se liberó lentamente…
Creo que poco puede agregarse a lo dicho por Michael J. Sandel. Sólo quiero destacar la idea de el poder corruptor de un mercado sin límites. ¿Qué tan lejos, o tan cerca de él nos encontramos?