Por qué no volvimos a la Luna.

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Se pierden tecnologías todo el tiempo: la NASA no puede más poner personas en la luna, porque requiere un cuerpo de conocimiento que se ha perdido conforme técnicos se retiraron o murieron. El poder completo de la civilización industrial no puede duplicar las catedrales medievales de Europa porque fueron construidas con habilidades de albañilería desarrolladas durante generaciones. Si las habilidades encarnadas en la industria computacional se pusieran de lado, incluso por algunos años ¿podríamos duplicar un microprocesador?

— Ran Prieur

Encuentro esta visión algo pesimista; pero me dejó pensando en los límites de nuestra técnica. Hace más de veinte años leí un artículo en Scientific American que hablaba sobre los altos niveles de corrupción internos en la NASA, por ejemplo, y cómo esto implica retrasos o errores tecnológicos. ¿Alguien sabe algo más certero al respecto?

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El cartero llama dos veces III

Hoy tenemos un caso poco usual. Una carta «eventual»; una carta «por las dudas»; una carta preparada para ser leída sólo en caso de que una catástrofe aconteciera. Claro, las posibilidades de que esto ocurriera eran muchas. Era la primera vez que se se intentaba esto y ya habían ocurrido algunos accidentes anteriores; así que —se habrán dicho— más vale prevenir…

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El 18 de julio de 1969, mientras el mundo esperaba ansiosamente que el Apolo XI comunicara a la Tierra que habían logrado descender de forma segura en la superficie de la Luna, el redactor de discursos William Safire imaginaba el peor escenario. Él mismo escribió la siguiente sombría nota al Jefe de Estado del presidente Nixon, HR Haldeman. Su contenido: un plan de contingencia, en forma de un discurso para ser leído por Nixon, por si los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin quedaban varados en la Luna, para no volver jamás, seguido de unas breves instrucciones relativas a su emisión. Por suerte para todos los implicados, no fue necesario leer la carta y ésta quedó sólo como recuerdo de una desgraciada posibilidad.

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EN CASO DE UN DESASTRE EN LA LUNA:

El destino ha determinado que los hombres que fueron a la Luna para explorar en paz se quedaran en la luna para su último descanso .

Estos valientes hombres, Neil Armstrong y Edwin Aldrin, saben que no hay esperanzas para su recuperación. Pero también saben que en su sacrificio hay esperanza para la humanidad.

Estos dos hombres están dando sus vidas en la más noble meta de la humanidad: la búsqueda de la verdad y el conocimiento.

Serán llorados por sus familiares y amigos; serán llorados por la nación; serán llorados por los pueblos del mundo; serán llorados por la Madre Tierra que se atrevió a enviar a dos de sus hijos hacia lo desconocido.

En su exploración, hicieron que los pueblos del mundo sintieran como uno solo; en su sacrificio, unen más estrechamente la hermandad del hombre .

En la antigüedad los hombres miraban a las estrellas y veían a sus héroes en las constelaciones. En los tiempos modernos, hacemos lo mismo, pero nuestros héroes son hombres épicos de carne y hueso.

Otros seguirán, y seguramente encontrarán el camino a casa. No se detendrá la búsqueda del hombre. Pero estos hombres fueron los primeros y van a seguir siendo los más pioneros en nuestros corazones.

Todo ser humano que mire a la luna en las noches venideras sabrá que hay un rincón en otro mundo que pertenece para siempre a la humanidad .

ANTES DE LA DECLARACIÓN DEL PRESIDENTE:

El presidente debe llamar por teléfono a cada una de las futuras viudas.

DESPUÉS DE DECLARACIÓN DEL PRESIDENTE, EN EL PUNTO CUANDO TERMINA LAS COMUNICACIONES DE LA NASA CON LOS HOMBRES:

Un clérigo debe seguir el mismo procedimiento como si se tratara de un entierro en el mar, encomendando su alma a «lo más profundo del abismo», concluyendo con la oración al Señor .