Las explosiones son primavera

Para L., mi estación favorita.

Las explosiones son primavera – Salvador Dalí

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Las explosiones son primavera

Las explosiones son primavera
como manchas de sangre en un fondo de nieve
o nubes en tono pastel abandonadas en el cielo
por un artista indisciplinado y olvidadizo.
Palabras que renacen, voces
desde lo alto de un árbol, en un nido
donde pichones hambrientos no dan tregua
a sus incansables padres.
Voluntad atareada, velo descorrido
(recuerdo rasgado de anteriores destellos)
polen viajero, brote y tallo
aire espejo
reliquia
voces de enamorados en promesas infinitas.

Todo es
porque todo es en sí mismo
Danza de abejas en un mundo que es todo panal
y almendros en flor.

Las explosiones son primavera
en los ojos de la noche que destellan más claros
en el terciopelo que los contiene
en la fuerza de la migratoria ballena y mariposa
en el tiempo que abre los glaciares
las almenas, la savia renovada
en el río que apalabra su descenso
lenguaje de furia incontenible, tintineo de caireles
que se vuelve órgano de catedral
y coda definitiva en los deltas o los mares.

Las explosiones son primavera
zumbidos invisibles de mosquitos en la noche
e inicio de insomnio
¿y por qué no? Ellos también tienen derecho
a su porción de alegría, a su parcela de vida
a esos renovados impulsos que son y serán y serán
por siempre ―ciclo infinito, devenir eterno―
las inevitables, y cíclicas, y necesarias, y delicadas
explosiones
de primavera.

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Alicia en el país del surrealismo

En mi adolescencia tuve un fuerte enamoramiento con Dalí. Este enamoramiento duró un tiempo relativamente largo y tuvo sus vaivenes, con su punto más alto en la visita que pude hacer del Museo Dalí en St. Petersburgh, hace ya más de una década. Después Dalí comenzó a caer en el olvido y son pocas las obras del español que aún llegan a conmoverme. Pero de tanto en tanto suele aparecer con algunos trabajos tangenciales que cobran sentido más por la curiosidad de la referencia que por el trabajo en sí. De todos modos, es por estas grietas que Dalí vuelve a aparecer, cada tanto, en mi vida y requiere, en silencio, algo de atención.

 

01 - Por la madriguera del conejo

Por la madriguera del conejo

 

Creo que no hace falta hablar mucho de Alicia en el país de las maravillas; sin duda es uno de esos libros e historia conocidos por todos y para quien cada uno tendrá sus propias referencias estéticas. Yo acabo de encontrar estas doce acuarelas dalinianas sobre el libro de Charles Dogson, más conocido como Lewis Carroll.

La galería con los doce trabajos. Para ver las imágenes en mayor tamaño, hacer clic sobre una de ellas.

 

 

Junto con las acuarelas venía este texto, el cual me parece más una justificación como las que encontramos en los folletos de los museos; pero lo dejo como anexo para quien lo desee interpretar: «La interpretación de Dalí de Alicia en el país de las maravillas es una serie surrealista multifacética de obras que explora el subconsciente del artista. Utilizando una integración fascinante de acuarelas que impregnan bajo una red de líneas, marcas y personajes oscuros, con una organización psicodélica del paisaje, Dalí utiliza el color y el caos para volver a contar la historia mágica en su lienzo. Inspirado por el genio y creado con una indiferencia a la realidad, Dalí finalmente cumple con las exigencias de la mística de Alicia, donde una percepción abstracta se funde con dimensiones conflictivas del arte, que en la mano de Dalí recrea la emoción y la confusión de la historia amada». Por mi parte prefiero quedarme con los trabajos en sí y sólo mirarlos o, tal vez, jugar con ellos. Mezclarlos como si fuesen un mazo de naipes y ver qué historia me cuentan. Después de todo, de eso se trata el inconsciente y el surrealismo.

Los elefantes y el consomé.

Elephant

El surrealismo me ha parecido, desde siempre, una fuente inagotable de placeres de todo tipo, tanto en pasivo (limitándome a ver sus obras y nada más) como en activo (dejándome llevar por sus ideas y viendo hasta dónde uno puede llegar con ellas). También hay un tercer tipo de relación, que aúna a los dos anteriores; el cual es la lectura de algunos autores que hayan analizado o jugado con el surrealismo (J. G. Ballard es uno de los mejores; Salvador Dalí es otro de los grandes). Georges Perec, representante ilustre de ese grupo inclasificable que fue Oulipo y quien se salió del paréntesis para hacer acto de presencia por separado, es otro a tener en cuenta. De él dejo este juego, esta propuesta; la cual, si nos dejamos llevar un poco más allá de lo obvio, veremos que nos permite adentrarnos en terrenos que pueden ser muy interesantes y creativos.

Georges Perec: Reflexionar sobre estos dos pensamientos muy brillantes (complementarios, como es el caso):

 A menudo pienso en la cantidad de carne de vacuno que se necesitaría para convertir el lago de Ginebra en consomé. (Pierre Dac, L’Os à moelle)

Los elefantes son generalmente dibujados más pequeños que su tamaño real; pero una pulga, siempre más grande. (Jonathan Swift, Los pensamientos sobre diversos aspectos).

Destino

1946. Salvador Dalí y Walt Disney comienzan un trabajo en colaboración que había planeado años antes, cuando ambos artistas se conocieron en uno de los primeros viajes de Dalí a los Estados Unidos. Con guión de John Hench y el mismo Dalí y música del mexicano Armando Domínguez, los bocetos del pintor español fueron tomando forma. Pero la historia no acabaría bien. Luego de ocho meses de trabajo y debido a los problemas financieros que sufría Disney por aquella época (la segunda guerra mundial había afectado de manera directa a su empresa) el proyecto fue abandonado.

1999. Un sobrino de Walt Disney, Roy E. Disney, mientras trabajaba en Fantasía 2000, desenterró el proyecto latente y decidió traerlo de vuelta a la vida. El corto fue producido por Baker Bloodworth y dirigido por el animador francés Monfréy Dominique en el papel de director.

2003. Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy; Francia. Se estrena el corto de seis minutos que sigue la historia de amor entre Cronos y la desafortunada pasión que siente por una mujer mortal. La historia se desarrolla a medida que las danzas femeninas se mueven a través de un paisaje surrealista propio (y con varias referencias directas a la obra) de Dalí.
Muchos creen que buscar sentido en una obra surrealista es un absurdo; muchos consideran que el hecho de que el surrealismo parta de un estado onírico o de casi alienación impide llevar adelante una obra completa, con una meta y un sentido definidos. Destino es la mejor muestra de que esto no necesariamente debe ser así. Hay una bellísima historia narrada allí. Sí, con imágenes fantásticas y a veces difíciles de “encuadrar”; pero hay una historia que nos es contada y que puede comprenderse a la perfección.

Dalí, escultor.

9- Dalí .

«Lo menos que puede pedírsele a una escultura es que no se mueva». Es conocida esa frase con la que Salvador Dalí criticó a la obra de Alexander Calder y sus móviles que se balanceaban en un frágil equilibrio. Dalí es conocido por todos por sus pinturas y sobre todo por sus relojes blandos y su bigote. Menos conocida es su faceta de escritor (de gran escritor, me atrevería a añadir) y la de escultor. Ésta última tiene características particulares: desde la corporización de algunas imágenes de sus cuadros (como el elefante que verán más abajo, tomado de su La tentación de San Antonio hasta el collage tridimensional.

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«Yo no tomo drogas. Yo soy una droga»  (S. Dalí)

Sé que el surrealismo se ha superado y que en muchos ámbitos se lo considera como una escuela o tendencia menor (mucho a tenido que ver el propio Dalí en esto; sus actitudes, su conducta, sus declaraciones han hecho que muchos confundan a Dalí con el surrealismo en sí); pero a mí sigue pareciéndome un buen lugar donde abrevar en busca de ideas frescas y originales. Cansado del sentido de las cosas, perderse en el mundo de la imaginación pura es, al menos para mí, como tomarme unas buenas vacaciones del marco limitador de la realidad.

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13-Dalí .

«El payaso no soy yo, sino esta sociedad tan monstruosamente cínica e inconscientemente ingenua que interpreta un papel de seria para disfrazar su locura» (S. Dalí)

Las tentaciones de San Antonio

Las tentaciones de San Antonio

Según cuenta la historia o la leyenda (no, no voy a entrar a considerar cuestiones de veracidad histórica ni tampoco me voy a poner a analizar asuntos de valores morales; ya todos saben que no creo en nada de esto, así que sigamos adelante), San Antonio Abad fue varias veces tentado por el demonio en el desierto. Siendo un ermitaño se ve tentado por la lujuria, el poder y la riqueza, fue el primer monje de la Cristiandad, que se retiró a una cueva del desierto egipcio para purificar su espíritu, lejos de las tentaciones mundanas.
Se mencionan «las tentaciones» como una resistencia ejemplar a las corrupciones del mundo, y se considera el ejemplo manifiesto en la vida del santo como un ideal de la vida cristiana.
Según Atanasio de Alejandría, en su Vida de San Antonio:
«…Pero el demonio empezó a traerle temibles tentaciones. Le presentaba en la mente todo el gran bien que él podría haber hecho si en vez de repartir sus riquezas a los pobres las hubiera conservado para extender la religión. Y le mostraba lo antipática y fea que sería su futura vida de monje ermitaño. Trataba de que se sintiera descontento de la vocación a la cual Dios lo había llamado. Como no lograba desanimarlo, entonces el demonio le trajo las más desesperantes tentaciones contra la pureza. Le presentaba en la imaginación toda clase de imágenes impuras…»
«…Un día el demonio enfurecido porque no lograba vencerlo le dio un golpe tan violento que el santo quedó como muerto. Vino un amigo y creyéndolo ya cadáver se lo llevó a enterrar, pero cuando ya estaban disponiendo los funerales, él recobró el sentido y se volvió a su choza a orar y meditar. Allí le dijo a Nuestro Señor: ¿Adónde te habías ido mi buen Dios cuando el enemigo me atacaba tan duramente? Y una voz del cielo le respondió: Yo estaba presenciando tus combates y concediéndote fuerzas para resistir. Yo te protegeré siempre y en todas partes..

Hasta aquí, es todo lo que voy a escribir del Santo en cuestión. Más me interesa la gran cantidad de obras que esta leyenda a inspirado. No recuerdo cuál fue la primera que conocí, pero debe haber sido la de Salvador Dalí o la de El Bosco. De lo que estoy seguro es de la tercera, la de Max Ernst (la que da inicio a esta entrada y mi favorita, como Max Ernst mismo). Saber que hay tres obras distintas basadas en una misma historia o personaje hace que uno se diga «Si hay tres, debe haber cuatro o cinco o más». Ésto último sin asidero lógico ninguno, por cierto; pero este caso parece ser uno de ellos. Encontré que Paul Cézanne tenía su versión y encontré otra pintura de El Bosco, no el famoso tríptico, sino una individual. Gracias a este virus de curiosidad omnívora que no puedo ni quiero inocular, conocí a dos artistas de los que no tenía noticia (curiosamente, ambos alemanes): Matthias Grünewald y Martin Schongauer, el cual me sorprendió con un maravilloso grabado de San Antonio ascendiendo al cielo mientras es rodeado por un grupo de demonios que intentan impedir que el Santo llegue a destino.

Les dejo una galería de imágenes; espero que las disfruten tanto como yo lo he hecho.

Schongauer_St._Antonius

Martin Schogauer

Mathis_Gothart_Grünewald_015

 Matthias Grünewald

Tentation_de_Saint_Antoine

El Bosco


TemptationStAnthony-left

El Bosco. (Tríptico, panel izquierdo)


Temptation_of_Saint_Anthony_central_panel_by_Bosch

El Bosco. (Tríptico, panel central)

  TemptationStAnthony-right

El Bosco. (Tríptico, panel derecho)

Paul_Cézanne_055

Paul Cézanne


Las tentaciones de San Antonio

Max Ernst

Dali 5

Salvador Dalí

Y entre tanta cosa por aquí y por allá me olvidé de otra que conocí recién ahora y que vale la pena esta pequeña edición en la entrada. Wellens de Cock:

Wellens_de_Cock_Temptation_of_St._Anthony