
Según cuenta la historia o la leyenda (no, no voy a entrar a considerar cuestiones de veracidad histórica ni tampoco me voy a poner a analizar asuntos de valores morales; ya todos saben que no creo en nada de esto, así que sigamos adelante), San Antonio Abad fue varias veces tentado por el demonio en el desierto. Siendo un ermitaño se ve tentado por la lujuria, el poder y la riqueza, fue el primer monje de la Cristiandad, que se retiró a una cueva del desierto egipcio para purificar su espíritu, lejos de las tentaciones mundanas.
Se mencionan «las tentaciones» como una resistencia ejemplar a las corrupciones del mundo, y se considera el ejemplo manifiesto en la vida del santo como un ideal de la vida cristiana.
Según Atanasio de Alejandría, en su Vida de San Antonio:
«…Pero el demonio empezó a traerle temibles tentaciones. Le presentaba en la mente todo el gran bien que él podría haber hecho si en vez de repartir sus riquezas a los pobres las hubiera conservado para extender la religión. Y le mostraba lo antipática y fea que sería su futura vida de monje ermitaño. Trataba de que se sintiera descontento de la vocación a la cual Dios lo había llamado. Como no lograba desanimarlo, entonces el demonio le trajo las más desesperantes tentaciones contra la pureza. Le presentaba en la imaginación toda clase de imágenes impuras…»
«…Un día el demonio enfurecido porque no lograba vencerlo le dio un golpe tan violento que el santo quedó como muerto. Vino un amigo y creyéndolo ya cadáver se lo llevó a enterrar, pero cuando ya estaban disponiendo los funerales, él recobró el sentido y se volvió a su choza a orar y meditar. Allí le dijo a Nuestro Señor: ¿Adónde te habías ido mi buen Dios cuando el enemigo me atacaba tan duramente? Y una voz del cielo le respondió: Yo estaba presenciando tus combates y concediéndote fuerzas para resistir. Yo te protegeré siempre y en todas partes...»
Hasta aquí, es todo lo que voy a escribir del Santo en cuestión. Más me interesa la gran cantidad de obras que esta leyenda a inspirado. No recuerdo cuál fue la primera que conocí, pero debe haber sido la de Salvador Dalí o la de El Bosco. De lo que estoy seguro es de la tercera, la de Max Ernst (la que da inicio a esta entrada y mi favorita, como Max Ernst mismo). Saber que hay tres obras distintas basadas en una misma historia o personaje hace que uno se diga «Si hay tres, debe haber cuatro o cinco o más». Ésto último sin asidero lógico ninguno, por cierto; pero este caso parece ser uno de ellos. Encontré que Paul Cézanne tenía su versión y encontré otra pintura de El Bosco, no el famoso tríptico, sino una individual. Gracias a este virus de curiosidad omnívora que no puedo ni quiero inocular, conocí a dos artistas de los que no tenía noticia (curiosamente, ambos alemanes): Matthias Grünewald y Martin Schongauer, el cual me sorprendió con un maravilloso grabado de San Antonio ascendiendo al cielo mientras es rodeado por un grupo de demonios que intentan impedir que el Santo llegue a destino.
Les dejo una galería de imágenes; espero que las disfruten tanto como yo lo he hecho.

Martin Schogauer

Matthias Grünewald

El Bosco

El Bosco. (Tríptico, panel izquierdo)

El Bosco. (Tríptico, panel central)

El Bosco. (Tríptico, panel derecho)

Paul Cézanne

Max Ernst

Salvador Dalí
Y entre tanta cosa por aquí y por allá me olvidé de otra que conocí recién ahora y que vale la pena esta pequeña edición en la entrada. Wellens de Cock:

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