La propaganda política debe ser una de las formas de manipulación más efectivas que ha encontrado el hombre para someter a sus semejantes; llega hasta tal punto su poder que con sólo una par de imágenes la misma gente se preocupa por multiplicar y expandir las mentiras que esa propaganda oculta. Ahora resulta que todos quieren tener un presidente como Obama y comparten imágenes donde puede verse al pronto ex presidente sirviendo comida a quienes trabajaron para él o abrazado a su esposa o jugando con sus perros. Pura basura propagandística, pero tan efectiva, como dije, que las mismas víctimas de las políticas estadounidenses lloran porque este tipo terminó su mandato.
Echemos un breve vistazo a un solo asunto relacionado con Barack Orbama, Premio Nobel de la Paz:
Una aclaración importante: los datos de las dos infografías de la derecha no incluyen las bombas lanzadas sobre Libia, así que sumen algunas más a esos números.
Barack Obama no es más que un presidente de los Estados Unidos; y como tal debe cumplir con lo que le mandan sus jefes, los verdaderos dueños del poder (léase el Complejo militar-industrial). Eso vaya y pase, siempre hay alguien dispuesto a hacer el trabajo sucio de otros; pero lo que se me hace insoportable es que un latinoamericano se sienta triste y que diga que quiere «tener un presidente así» o que «tomemos el ejemplo» o idioteces similares. La lógica indica que si nos someten, al menos que sea a la fuerza; pero no, para muchos someterse solitos es más fácil y cómodo. Y así nos va.