Perder la batalla

 

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La noticia no es nueva; de hecho, es del 2016, pero yo acabo de enterarme y la comparto porque sé que a lo largo de estos dos años que nos separan de ella, nada ha cambiado y hasta es posible que la cosa haya empeorado. La cuestión es simple: el periodista y académico Leonardo Haberkorn, quien dictaba clases en la carrera de Comunicación en la universidad ORT de Montevideo, renunció porque, dijo «Me cansé de pelearle a los celulares, el Whatsapp y el Facebook». Aquí el texto completo:

 

Carta

 

Más claro, imposible. ¿Apocalíptico? Seguro. ¿Exagerado? No lo creo. Más bien es lo que tiene que suceder cuando un espíritu sensible se cruza con la masa amorfa de la estupidez. Y no es necesario ser un profesor universitario para encontrarse con esto. Hoy lo vemos en la calle, en los restaurantes, en cualquier tienda donde entremos a comprar cualquier cosa (y donde quien debe atendernos dejará el teléfono con menor o mayor celeridad, según esté de humor) y, por supuesto, en nuestras propias casas, me atrevería a decir permitiéndome una generalización a la que no soy afecto pero que creo que es inequívoca (alcanza con que haya un adolescente o un joven en ella para que esto ocurra).

Zombies electrónicos los llama Javier Marías con perfecta ironía; ya que al verlos venir por la calle inmersos en sus aparatos es uno el que debe hacerse a un lado para no chocar con ellos. Son como los zombies de cualquier película, sólo que éstos no comen cerebros, sólo dejan que se los coman a ellos.

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