Botticelli, Ghirlandao y un humilde servidor

Parece que en su época Simonetta Vespucci era tan hermosa y fascinante que la apodaron «Sin comparación».
Aunque estaba casada, Giuliano de Medici, el hermano menor de Lorenzo el Magnífico, también quedó impresionado por ella y, tras su muerte, Giuliano ya no pudo amar a ninguna otra mujer.

Sandro Botticelli estaba tan obsesionado con su belleza que la eligió como su musa y la pintó en numerosas ocasiones, las cuales  se han convertido en obras maestras inmortales del arte como «Primavera» y «El nacimiento de Venus», donde se la representa como Venus emergiendo de las aguas.

Simonetta Vespucci murió trágicamente de tuberculosis en 1476, con solo 23 años, dejando un vacío en los corazones de quienes la habían amado.
Para honrar su memoria, Lorenzo el Magnífico escribió un soneto en el que la define como «Oh, estrella clara que con tus rayos / quitas la luz a las estrellas cercanas…»

Su cabello rubio, sus ojos claros y magnéticos, sus rasgos angelicales, permanecen inmortales gracias al genio de Botticelli.

Hasta aquí, la breve historia de Simonetta, la cual podría acabar en este punto; pero no, quiero seguir un poco más adelante porque, por pura casualidad (hermoso encuentro entre el arte y el azar), unos días antes me había encontrado con esta otra obra, el retrato de Giovanna Tornabuoni, de Ghirlandao.

En él vemos la simple y delicada belleza de Giovanna, y detrás de ella, un libro y una nota, con un epigrama de Marcial. Curioso como siempre, (creo que esto por lo que estoy pasando no va a quitarme esta faceta mía) quise saber lo que allí decía, y encontré que este epigrama dice así:

«Arte, ojalá pudieras representar el carácter y el espíritu. No habría sobre la tierra imagen más bella».

Este epigrama es parte de uno más extenso, el cual dice:

«¡Oh, si el arte pudiera plasmar los modales y el alma,
como era, y si el marfil se hubiera dejado moldear por mi mano!
Ni Praxiteles, ni Fidias me habrían superado,
ni Mirón, ni Policleto, ni ningún otro marfileño».

En este epigrama, Marcial expresa su deseo de que el arte pudiera capturar no solo la apariencia física de una persona, sino también su carácter y su alma. Si esto fuera posible, dice, él mismo sería un escultor aún más grande que los maestros griegos Praxiteles, Fidias, Mirón y Policleto. Y eso es lo que quisiera yo, eso es lo que humildemente quisiera pedirle a las musas, a la fortuna o a quien maneje los hilos de la creación y de la estética: poder algún día acceder a ese estado en el que pudiera plasmar los modales y el alma de mi Lourdes, quien todo merece (y un poco más). Botticelli lo vio en Simonetta, Ghirlandao en Giovanna ¿Por qué no podría ser yo uno más en la lista de hombres que no llegan a expresar todo lo que quisieran decir? Por supuesto que no me comparo con los artistas renacentistas en lo tocante a su arte, pero sí lo hago en mi sentimiento de incapacidad para llegar a ciertas alturas.

Tendré que vivir con ello. Por suerte, a Lourdes no le molesta que yo sea tan torpe. Qué bueno, así podré vivir con ella, a pesar de todo.

7 comentarios el “Botticelli, Ghirlandao y un humilde servidor

  1. luluviajera dice:

    Es hermoso como lo escribes y describes, la sutileza, los enlaces y, después, lo que viene de muy adentro de ti. Te amo.

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  2. María dice:

    Seguro que Lourdes es capaz de ver en ti mucho más allá de lo que expresan las palabras. Pero, ya es precioso lo que expresas, Roberto. Besetes

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    • Borgeano dice:

      ¡Seguro que sí, seguro que ve algo más de lo que ven todos, yo incluído! De lo contrario no se entiende tanto amor qué siente por mí. Doy gracias por ello, esos pequeños excesos nos hacen bien y, de alguna manera, son lo que necesitamos. Claro, yo también soy un exagerado con respecto a ella, así que estamos a mano (y por eso nos entendemos a la perfección).
      Muchas gracias por tus palabras; en este momento vienen muy bien.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Carmen B. dice:

    Pues, querido Roberto ; ya puede estar Lourdes orgullosa de ti-como tú lo estás de ella- pues con tu forma de hablar de ella, con tus palabras, que expresan tan bien el valor de su alma y la delicadeza con que le agradeces sus cuidados, yo , lo estaría.

    Espero que sigas mejorando
    Un abrazo fuerte desde córdoba

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    • Borgeano dice:

      Además de enamorado, uno debe ser agradecido; en mi caso, soy lo primero e intento, de manera constante, ser lo segundo. Soy un hombre afortunado, sin duda alguna, y quiero compartirlo con todos; ya llegará el momento de seguir hablando de nuestras cosas de siempre.
      Un fuerte abrazo.

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  4. Mjberistain dice:

    Es difícil encontrar una declaración de amor «absoluta» como se desprende de este post. Sí, eres un hombre afortunado. Tu pensamiento, aunque a veces te castigue por su «teórica» incapacidad, lleva en su sangre contenida la belleza de la humanidad. esa que dejas que se derrame en gotas transparentes por estas páginas. Me alegra mucho que vuelvas a estar aquí. Un gran abrazo.

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