Nuestra hora más humilde

J.M. Barrie

«La vida de cada hombre es un diario en el que quiere escribir una historia y escribe otra; y su hora más humilde es cuando compara el volumen tal como es con lo que prometió hacer», dijo James Matthew Barrie, el recordado autor de Peter Pan (quien escribió muchas otras cosas más, por cierto). También dijo, en consonancia con la cita anterior: «La vida es una larga lección de humildad»; frase que debería ser una verdad de Perogrullo pero, como suele suceder, no lo es en absoluto. Revisar ese diario nuestro y sumergirnos en esa lección de humildad al que el texto nos obliga es algo tan precioso que deberíamos obligarnos a hacerlo cada mañana, poco antes del desayuno. Creo que sería más beneficioso que cualquier alimento que pudiéramos tomar más adelante.

Conceptos erróneos

En la película Ghandi, de 1982, hay una escena que me quedó grabada: el enviado inglés le dice al Mahatma «Ghandi, usted no sabe nada de historia, nunca un país se independizó de manera pacífica», a lo que Ghandi responde «El que no sabe nada de historia es usted. En historia, el que algo no haya sucedido no significa que no pueda suceder».

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¿Cuántos conceptos erróneos nos han inculcado a lo largo de nuestra vida? Desde la primera infancia —«con la mejor buena voluntad» suele decirse como si eso fuera una excusa para la ignorancia— nos han ido sembrando el inconsciente con ideas erróneas, conceptos falsos, creencias ridículas. Algunas de las que recuerdo.

• Si no eres bueno Dios se enojará contigo.

• Si te tocas te quedarás ciego (o te volverás estúpido o te crecerán pelos en las manos o Dios se enojará contigo)

• Sé bueno.

• El amor todo lo puede.

• Trabaja y nunca te quejes.

• El que es rico será porque ha trabajado lo suficiente.

• El trabajo dignifica.

• El superior (o el cliente) siempre tienen razón.

• El hombre nunca debe llorar.

• Fuimos, somos y siempre seremos un país de mierda.

• Eres un bueno para nada.

• En boca cerrada no entran moscas.

• Ten fe y lo demás te será dado por añadidura (ésta es la idea original, las de entrecasa eran iguales pero más sencillas).

• El sexo es sucio.

• Nunca le respondas a un adulto.

Hay que revertir todos los valores, como decía Nietzsche. Después de todo, peor no nos va a ir.

Anaïs Nin y el relato erótico

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Según relata Anaïs Nin en el prólogo de Delta de Venus, uno de sus libros emblemáticos, al escritor Henry Miller lo contactó un coleccionista y le ofreció cien dólares mensuales a cambio de que escribiera relatos eróticos. Miller no aceptó pero le propuso la tarea a Anaïs. Ella accedió aunque pronto recibió una llamada del coleccionista, quien le aseguró que sus relatos eran excelentes pero le sugirió un cambio: «Menos poesía. Sea concreta».

La respuesta de Nin llegó en una carta:

«Querido coleccionista: le odiamos. El sexo pierde todo su poder y su magia cuando se hace explícito, mecánico, exagerado; cuando se convierte en una obsesión maquinal. Se vuelve aburrido. Usted nos ha enseñado, mejor que nadie que yo conozca, cuán equivocado resulta no mezclarlo con la emoción, el hambre, el deseo, la concupiscencia, las fantasías, los caprichos, los lazos personales y las relaciones más profundas (…). Usted no sabe lo que se está perdiendo a causa de su examen microscópico de la actividad sexual, que excluye los aspectos que constituyen el carburante que la inflama. Aspectos intelectuales, imaginativos, románticos y emocionales. Eso es lo que confiere al sexo sus sorprendentes texturas, sus sutiles transformaciones, sus elementos afrodisíacos. Usted está dejando que se marchite el mundo de sus sensaciones; está dejando que se seque, que se muera de inanición, que se desangre.»

Revista cultural Ñ, 485

Sexo no, violencia sí

Cuando uno dice que «no ve televisión» suele recibir miradas de desconfianza. Miradas que llevan implícita, en su expresión, cierto desdén, cierta displicencia. Muchas veces se nota algo parecido al menosprecio; esas miradas suelen llevar consigo la expresión «vamos, todo el mundo mira televisión. Sólo que quieres darte aires de intelectual»; o algo por el estilo. En lo personal, termino de trabajar a las 22:00 Hs. Ceno, es cierto, frente al aparato de T.V., pero en cuanto puedo me retiro a mi habitación a leer. Y no porque quiera darme «aires» de intelectual ni nada por el estilo. Simplemente es que lo que se ve en la televisión es, sencillamente, vomitivo.

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Desde hace muchos años, es muy difícil ver películas donde el tema central no sea la violencia. Esto tiene relación con los individuos del post anterior: la cúpula católica. Al menos en mi país, Argentina, la iglesia católica se ha opuesto a la exhibición de cualquier filme que contuviera cualquier cosa relacionada con el sexo. Ya fuese un desnudo, pechos femeninos, caricias, sensualidad toda. Por supuesto que no estoy pidiendo que se muestren escenas de sexo explícito, sino simplemente de escenas que muestren a dos personas amándose y que jueguen un papel necesario en la película.

Ahora sí, si uno quiere ver cómo se deshace a una persona en mil quinientos pedacitos, encontrará, también, mil quinientas formas diferentes de hacerlo. Películas como El juego del miedo, Jeepers Creepers, La masacre de Texas, Destino final (y eso por no nombrar a esas clásicas series que ya todos conocemos) son sólo una muestra interminable de matanzas a cada cual más grosera, bizarra y explícita. Cabezas que revientan o son aplastadas, cuerpos mutilados, atravesados por todo tipo de elemento metálico, métodos varios de tortura. Es realmente cansador y aburridor ver una y otra vez la misma escena con las variantes del caso (de un película a otra de la misma serie lo único que varía es que cada vez las formas de matar se hacen más grotescas y explícitas).

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No voy a cometer el error de culpar de todo a la T.V.; pero vamos, no me van a decir que no hay cierta correlación entre la violencia que se nos muestra constantemente y la violencia que vivimos a diario en nuestras sociedades. Hay un canal —cuyo nombre, sinceramente, no recuerdo— que en una de sus publicidades destaca a varios asesinos seriales que se basaron en películas para cometer sus crímenes, como si imitar a un ídolo del deporte o de la canción se tratara.

La preguntas que siempre me hago son, como siempre, simples: ¿Qué mente enferma considera que un pecho femenino sea algo que debe esconderse? ¿Qué degenerado o enfermo considera que un joven no puede ver a una pareja amarse y sin embargo nada dice cuando un hombre viola y desgarra lenta, meticulosamente, a una mujer inocente e indefensa? ¿Qué patología sufre aquel que prohíbe una escena donde una mujer o un hombre se desnudan inocentemente y nada dicen cuando el cuerpo desnudo aparece descuartizado y en medio de litros y litros de sangre?

Seré simple, seré inocente, seré algo estúpido quizá; pero creo que si les enseñáramos a nuestros hijos el valor de amar, estaríamos bastante mejor. Y no me refiero a las vacías frases de amor de una tarjeta o de un cartelito de esos que aparecen en la red. Me refiero al verdadero acto del amor, al que incluye el cuerpo y el alma; los labios y el sentimiento, las manos inquietas y la bondad, la confianza ciega de entregarse a las manos del otro. Quizá con el paso del tiempo conseguiríamos una generación donde las personas verían la piel del otro como algo digno de acariciar, no un lugar donde marcar una cruz con un cuchillo de quince centímetros.

Un hombre es… Parte II

José Pablo Feinmann acuñó el término letrinet para referirse a una de las partes más oscuras de internet, esa que permite a miles de personas escudarse detrás de un pseudónimo o apodo para poder decir cualquier cosa, desde la más estúpida hasta la más aberrante. El problema en sí no es el más grave, ya que con un poco de pensamiento crítico se puede determinar quién es quién y si debe hacérsele caso o no. Es aquí donde reside el problema mayor: en que una gran porción de la población repite lo que oye sin detenerse a pensar en qué es lo que están diciendo.

Veamos unos ejemplos:

Éste es bastante inocuo en su mensaje, el cual es típico del pensamiento fascista: “El único que tiene razón soy yo”. La falacia “Nadie estudia, nadie piensa” sólo está allí para dar sentido a la conclusión: “Todos votan”. He aquí la cuestión principal: el fascista no quiere que el pueblo vote si, para ello, debe recurrir a la mentira, no hay problema alguno. Veamos ahora la fotografía. No sabemos quiénes son esas personas que allí aparecen, pero lo que se nota es que el texto que aparece en la imagen no es el original. Vaya uno a saber qué es lo que decía allí. El texto está sobreimpreso con algún programa de manipulación de imágenes. La imagen de smiley manchada de sangre está tomada del cómic Watchmen, notable obra del genial Alan Moore (autor de V de Venganza, From Hell, entre otras obras), es decir, un autor anti-fascista. La manipulación no se detiene ante nada. Las palabras “Todos votan” en rojo son sintomáticas.

Ésta es más simple, directa y brutal. El resumen es, también, típico del fascista: Si no votas como lo hago yo eres un pelotudo (gilipollas, imbécil, estúpido, etc.). La imagen del chimpancé no es tan graciosa como parece a primera vista. Es bien sabido que el método para destruir al otro es despersonalizarlo. Es difícil matar a una persona, es mucho más sencillo matar a un animal; es por eso que se suele animalizar, denigrar,  al oponente (“Nosotros no matamos gente, matamos terroristas” Dijo un General argentino en la época de la dictadura militar. El mandato divino es otro muy popular: “Al luchar contra los judíos estoy cumpliendo con la obra de Dios”, Adolf Hitler, Mein Kampf).

La última es la peor de todas (he visto algunas variantes dando vueltas por ahí). En ella todo es falso, desde las premisas hasta la (supuesta) conclusión. Aclaración necesaria: desde la semana pasada, los menores de 16 años pueden votar  –de manera optativa–, y la oposición se negaba terminantemente a tal ley. Mucha gente se sumó con los argumentos que se ven en la imagen. Todos ellos son falsos porque la ley, en la República Argentina, declara imputables a los menores de 16 años; imputables para delitos de gravedad, es decir, asesinato, robo calificado, etc. El primer punto, e l de las drogas, es verdadero hasta cierto límite. La ley permite cierta cantidad de drogas (livianas) para consumo personal y privado; ello independientemente de la edad; no importa si tiene 16 ó 40. El tercer punto es ridículo, además de falso. Hablar de que un menor de 16 años puede ser terrorista y quedar libre es risible, suponer que alguien puede creer en ello es triste. La supuesta conclusión “pero pueden votar a Cristina”, también es falsa: pueden votar a quien les dé la real gana.

Ya me extendí demasiado por hoy. Mañana los comentarios.

Otra vez los (maravillosos) perros

Vamos, ya sé qué es lo que van a decir: «¿Es que este tipo no tiene otros temas que tocar?» O alguna variante por el estilo. Y es que uno siempre vuelve a los mismos tópicos  porque se mueve, inevitablemente, en los mismos círculos. Y no es que uno sea limitado (o mejor dicho: a pesar de eso), es que este blog suele ser tan heterodoxo. Lo que sucede es que uno se levanta cada mañana, mira por el agujerito del caleidoscopio y, si no le gusta lo que ve, mueve el tubo de cartón hacia uno u otro lado hasta que la figura cambia y uno encuentra una que le gusta. Pero me estoy yendo por las ramas. Lo que quiero decir es que encontré un video (o vídeo, para mis amigos españoles) notable: «Cómo debe tratarse a un niño con síndrome de Down» podría ser el título; y vale la pena verlo completo, ya que lo mejor está pasando la mitad. De todos modos, dura unos cuatro minutos, lo cual es mucho menos de lo que perdemos viendo anuncios televisivos.

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Los Latidos de Sartre.

Para Latidos del verano

Y para  C.

Me molesta sobremanera esa clase de personas que se sientan frente al televisor a mirar un noticiero (los que, últimamente, no brindan noticias en el sentido clásico del término, sino que son nada más que un compendio de actos violentos) y a los dos minutos comienzan con su versito diario y monocorde: «Pero es terrible lo que está pasando…»; «Es que ahora te roban por cualquier cosa, y hasta te matan por un par de zapatillas»; «¿Hasta cuándo vamos a vivir así? ya ni se puede salir a la calle…», Etc. Me molestan porque no piensan que esa información parcializada está hecha para guiarlos por esa senda de «pensamiento»; el cual generalmente termina en un repugnante «A esos hay que matarlos a todos.» Para ellos la solución a todos los males es matar a diestra y siniestra. ¿A quién? Generalmente las víctimas preferidas son las más débiles: inmigrantes, pobres, adictos, rateros, mujeres (para cada uno de ellos tienen sus argumentos particulares).

Los problemas de las sociedades modernas son los mismos para Europa, para América, para parte de Asia (África, esa llaga tan grande en nuestro costado, esa vergüenza para la civilización occidental, es otro problema): el hacinamiento poblacional, las desigualdades sociales, la falta de inclusión, el racismo, la xenofobia, el consumismo, etc. (Estos problemas no son independientes unos de otros, claro está, todos ellos están íntimamente relacionados, de allí la dificultad de solución rápida y eficaz).

Volvamos a la persona sentada frente al noticiero televisivo, al Homo Videns  (Giovanni Sartori), a ese integrante de la Modernidad líquida (Zygmunt Bauman). «¿Y qué puede hacer uno?», suelen decir «Lo mejor es no meterse, está todo podrido…» La quintaesencia de la cobardía (La expresión «Que los maten a todos»  también es una expresión del mismo cobarde. Cuando una de estas personas usa esta expresión nunca dice «Voy a matarlos a todos», no, ellos esperan que otros -generalmente los militares o la policía más corrupta- se haga cargo del asunto. Ellos no quieren ensuciarse las manos; quieren tenerlas bien limpias para aplaudir cuando vean los cadáveres por la T.V.).

«El hombre está condenado a ser libre, porque una vez que está en el mundo, es responsable de todo lo que hace».

Jean Paul Sartre.

La fuerza de uno (Brevísimas biografías o notas):

Hasta mediados del siglo XX, en los transportes públicos de los Estados Unidos, los negros debían cederle el asiento a los blancos. El 1 de diciembre de 1955 una mujer, Rosa Parks, se negó a hacerlo. El chofer detuvo el autobús y le ordenó que dejara el asiento libre para un hombre blanco que acababa de subir. Rosa se negó, por lo cual fue encarcelada «por alterar el orden». a partir de ese simple hecho, se creó el Movimiento por los Derechos Civiles de los Estados Unidos. Movimiento que lideraría un pastos bautista llamado Martin Luther King , Jr. Quien fuera asesinado en 1968 (Ya ustedes sabrán debido a qué). Esa negativa de una solitaria mujer generó una serie de sucesos que cambiaría la vida de millones de personas (el negativo dirá que los problemas aún persisten; y algo de eso hay; pero los problemas raciales de EE.UU. son, en este momento, diferentes).

«los cobardes son los que se esconden bajo las normas».

Jean Paul Sartre.

5 de junio de 1989. Tras una serie de protestas de varias agrupaciones de distinta extracción, las autoridades chinas reprimen ferozmente las protestas. Se estima que el número de muertos ronda los 3.000 (Cruz Roja China), mientras que los heridos oscilan entre 7.000 y 10.000. Las autoridades envía un convoy de tanques de guerra a la plaza de Tian an men. un hombre, cuyo nombre hasta hoy permanece desconocido, los detiene.

«Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es».

Jean Paul Sartre.

Claro, no todos podemos ser Rosa Parks o el rebelde desconocido tal como se lo llama al solitario hombre de China. Pero quizá tampoco sea necesario esperar un acto heroico para probar nuestra entereza o quizá no seamos lo suficientemente valientes llegado el caso -lo cual no es un acto vergonzoso-; simplemente podríamos empezar por actuar en forma ética; pero no una vez, como una excepción honrosa, sino como norma de vida, como regla fundamental de nuestro ser.

Teófilo Stevenson fue el más grande boxeador cubano. Fue múltiple Campeón Olímpico y su notoria destreza lo hizo blanco de los magnates del boxeo norteamericano. Según Stevenson, la primera vez que le sugirieron desertar del equipo cubano y pasar al profesionalismo fue durante los Juegos de Múnich. Quien primero lo hizo fue un argentino que se decía apoderado de Oscar Bonavena «Si con Bonavena yo me busco 100 mil ó 200 mil dólares, a ti te veo como un saquito verde de millones», le decía. Otro día recibió una llamada telefónica de uno de sus compañeros de equipo olímpico cubano quien le dijo que un estadounidense se le había aproximado con la oferta de darle a Stevenson un millón de dólares por pelear con el entonces campeón mundial de los pesos pesados del boxeo rofesional Joe Frazier en su primera pelea profesional. El combate se efectuaría en Florida, EE.UU., y si Stevenson salía vencedor -sus chances eran muchas-, se convertiría en el campeón mundial de los pesos pesados en solo una noche.

«Prefiero el cariño de ocho millones de cubanos», declararía Stevenson. «Y no cambiaría mi pedazo de Cuba ni por todo el dinero que me puedan ofrecer».

«El hombre es lo que hace con lo que han hecho de él».

Jean Paul Sartre.

¿También les parece mucho? ¿La ética de Teófilo es demasiada para nuestra occidentalizada forma de pensar? Bueno, pues déjenme contarle una anécdota personal.

Como alguno de ustedes sabrán, siento un fuerte compromiso con la causa de los derechos de los animales. Ello me ha permitido conocer a personas de todo tipo y color, por eso quiero contarles de una mujer -llamémosla C, a pedido suyo-. C se dedica a rescatar animales de la calle. Posee un pequeño almacén y nada más. Pero ella junto a una amiga («L») se han puesto en contacto con el municipio y han conseguido que se realizen campañas de vacunación y castración todos los meses (anteriormente la municipalidad lo hacía cuando el volumen de los perros callejeros era demasiado grande). Pone carteles en su local, escritos de su puño y letra, avisando de las fechas previstas, y pregunta a cada cliente si tiene algún animal para vacunar o castrar. como la gente suele ser muy cómoda (aquí como en cualquier lugar del mundo),  ella se compromete a llevar al animal hasta el centro asistencial y devolverlo en su momento (cuando operan a alguna perra y C sabe que los dueños no son cuidadosos, ella se queda con el animal hasta que se recupera y le quitan los puntos). C no siempre tiene el dinero suficiente como para alimentar a los animales que ella tiene (los recoge de la calle, los trata, los alimenta, los hace operar y les busca nuevos dueños; pero eso sí: éstos deben ser personas de absoluta confianza), entonces recurre a las veterinarias, pide a los programas radiales, se contacta con gente que se dedica a lo mismo que ella; etc. Es decir: hace lo necesario; pero el alimento aparece. Hace tres días me llamó por teléfono para contarme, con alegría no exenta de cierto orgullo, algo que le había pasado, algo simple, pero que no esperaba. De la escuela local, llegaron a visitarla los alumnos de dos cursos: cuarto y quinto año. Una de las profesoras, quien conoce a C desde hace años, quería enseñarles a los chicos cómo se puede hacer algo desde el mínimo lugar. Cómo poner un simple cartel escrito a mano significa, en sí mismo, una acción positiva. C me contó -y he aquí la razón de su orgullo- cómo en algunos ojos y sonrisas de esos jóvenes vio una chispa de placer y de interés. como una carrera de postas en donde un corredor le pasa el «testigo» al siguiente, C «sembró un par de semillas» como me dijo al teléfono. Para ella ésa fue su mayor alegría: ya no estaba haciendo algo por los animales callejeros de hoy; también ya estaba logrando algo con los de mañana.

«El hombre nace libre, responsable, y sin excusas».

Jean Paul Sartre.