1) Nuevamente, y esta vez a mi pesar, la brújula de mi destino toma rumbos extraños. Una separación inesperada, una incógnita del presente que se extiende al futuro.
2) Ma agota la constante mentira del entorno humano, el permanente engaño, el incesante intento de conseguir ventajas sobre el otro, no importa cuánto cueste –en términos de dolor ajeno– y no importa, tampoco, de quien se trate. Lo mismo da un niño que un anciano que un hombre o una mujer que honestamente hacen su trabajo o esperan que otro lo haga.
3) Entonces uno se vuelve un caracol, un molusco bivalvo, trivalvo, polivalvo. levanta sus escudos y se queda allí, haciendo todo lo posible para protegerse de la tormenta. Uno evita a todo ser viviente y se rodea de objetos inanimados pero vivos: libros, arte, café, música, lápices, papel, pastillas para dormir.
4) Hoy estoy aquí, en mi ciudad de siempre, caminado solo por calles solitarias (las busco expresamente debido a las razones antes expuestas). Sin duda, he pasado demasiado tiempo de mi vida con la nariz metida entre las páginas de los libros y creo que esa es la razón por la cual soy incapaz de entender a las personas. Me resultan extrañas, confusas, cobardes, violentas (no toda violencia requiere de un golpe).
5) El ruido de la ciudad es música para vampiros. Será por ello que están tan de moda en el cine, en libros, en la T.V.
Cuando se logra salir un poco del tercer punto, se siente, se arriesga mucho, hasta la vida misma, pero se siente. Me ha gustado mucho 😉
Me gustaMe gusta
Así es, no pretendo vivir para siempre aquí, pero por ahora es donde me siento más seguro.
Un gusto conocerte.
Me gustaMe gusta
Me alegra verte Borgeano, entiendo lo que dices yo tambien me suelo retirar amenudo, pero sabes dentro de tanta maldad hay un poquito de luz…piénsalo
Saludos
Me gustaMe gusta