El cóndor pasa…

La infatigable Danioska sigue regalando flores (da gracias, Danioska, de que esto no es un partido de tenis; sino te enviaría una volea difícil de devolver); y hoy me encuentro con que me ha tocado un ramo colorido y fragante. Se trata de la nominación al Premio sin premio (estupendo título). La imagen es la misma de su entrada y fue aportada por Tintero y pincel. Como veo que ha pasado de blog en blog, la considero parte integral del juego y aquí la dejo. Agradecido hasta el mutismo, paso de inmediato a las consignas.

Si yo fuera:

Un animal: Pues más allá de que soy uno en toda su amplitud; para entrar en tema diría que un Cóndor. Sólo porque me parecen las más nietzcheanas de las aves. Viven solitarias en las cimas de las montañas y planean durante horas observando todo desde alturas impensables.

Un libro: Vaya ¿sólo uno? Difícil… La exhibición de atrocidades, de J.G. Ballard. Libro extraño, fragmentario, surrealista, confuso, creativo, original. Ahora que releo la lista de adjetivos veo que esto puede ser confundido con una muestra de inmodestia. Nada de eso; creo que se trata, más bien, de una expresión de deseos.

Un auto: Un Mustang ´70, borgoña. Potente, confiable, sólido, elegante, de líneas sencillas. Una bestia que nunca te va a dejar a pie. Mi segunda opción fue otro clásico, el cual quedó segundo por poquito: el Corvette ´57, rojo y blanco.

Un árbol: La silvicultura no es una de mis fuertes, lo admito. Con cierta dificultad puedo distinguir un pino de un eucalipto; de todos modos… diría que un ombú. Nativo de la pampa, de tronco grueso, alto, frondoso.

Una prenda de vestir: Un sombrero. Algo anacrónico, tal vez. Pero me gustaría cubrir y proteger de los excesos del sol y de la lluvia a una cabecita en particular.

Un edificio: El Empire State. Cero originalidad, de acuerdo. No lo elijo ni por su fama ni por su magnificencia; sino porque siempre me gustó Nueva York y siempre me sentí atraído por ese edificio. El haber podido estar allí festejando un Año Nuevo es uno de esos recuerdos que se guardo con placer.

Una comida: Una simple ensalada. Prepárenla con lo que quieran, pero al menos debe tener cinco ingredientes.

Una bebida: Agua. Nada la iguala; siempre volvemos a ella.

Los blogs que nomino fueron elegidos bajo las más estrictas normas de subjetividad. Ellos son: 

Alberto: Alberto nos tiene algo abandonados; pero sus relatos pueden disfrutarse recorriendo su Desafectos hacia atrás, uno a uno, mientras esperamos su regreso. Tal vez ésta modesta mención lo haga volver pronto.

Lilith: Fresca, divertida, segura de sí misma. Lilith, lejos de toda pompa pretenciosa en Su Laberinto donde… siempre juega en esa delgada línea que separa lo serio de lo banal, mezclando tonos e ideas.

Shirashaman: Hace poco Shira se despidió del blog por razones personales; pero por fortuna volvió a los pocos días. Escribe bien, lee bien y canta mejor. El título de su blog: Inventar mi verdad, me parece toda una declaración de principios.

Leyla: El optimismo de Leyla se refleja (y nos alcanza) a través de sus fotografías siempre coloridas, sencillas, directas. Nada de grandes y majestuosos paisajes; sino el primer plano de unos dulces, muchas flores, juguetes. Es decir, las cosas de todos los días, las que están ahí y no siempre vemos. I lost my lens cap… es otro título brillante.

Dessjuest: Dessjuest, El blog más prescindible de la red, es para mí un maravilloso caos de historias, humor, reflexiones políticas (las cuales no encuentro mucho en la blogósfera personal) y, sobre todo, uno de los sitios donde mejor se ve una pantalla. Sus entradas de series y cine son personales pero siempre ajustadas y documentadas. No es poca cosa.

Y parafraseando a Rubén Blades: cumplida la tarea, se retira el ministro.