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Odisea
La Odisea, hoy, es un viaje en colectivo.
Polifemo está ahí
en el tercer asiento doble
mientras los vientos del destino se agolpan
en el cansancio de cada rostro.
Un marinero duerme,
otro habla por teléfono
y otro lee un periódico deportivo.
Está ese que no sabe cómo
comenzar a hablar con la chica
que está a su lado,
y aquel que, sigiloso,
sacó algo del bolsillo ahora seco
del hombre de barba cana.
Y Ulises,
evitando cualquier hipocresía,
lleva en el bolsillo
interior de su campera
un arma con seis balas
por si a Penélope se le ocurriera
negarse a darle el divorcio.
El Blog de Arena 
Retador, intrigante, de atmósfera tensa, ese viaje debe ser también uno que transforme a este Ulises.
Abrazo viajero
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Ulises, por lo que se, vive en constante transformación y creo, además, que lo disfruta mucho.
Abrazo.
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=)
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¡Vaya viajecito! Me pregunto qué dirías de un viaje en la línea, por ejemplo, 53… aunque aquí, en la capital de Argentina, tienes de sobra para hacer de tus viajes las historias más escalofriantes.
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Bueno, de hecho esto se me ocurrió en un 541 de Mar del Plata; miraba a mi alrededor y empecé a pensar ¿quiénes son estas personas? ¿A quién tenemos al lado nuestro? Eso fue todo. Viví en Buenos Aires un par de años y creo que allí se podría escribir el otro Ulises, el de Joyce…
Abrazo.
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Bueno, hacerse esas preguntas no es nada raro. Lo serio sería mirarse al espejo y preguntarse ¿quién soy yo? jaja 😀
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jajajaja! ¡Pues a veces lo hago! 😀
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Seré sincera: yo también. Ya te contaré esa historia alguna vez.
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Hecho, queda para más adelante.
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ouch… uena interesante ese viaje 🙂
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Pues es lo que digo siempre: si uno no se niega a abrir los ojos, todos los sitios pueden ser interesantes.
Saludos.
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Meterse en los rostros que nos acompañan es un jueo entre divertido y peligroso. Excelente mi buen. Abrazo y que tengas un buen año por venir.
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Es un juego que sigo a menudo, Rubén; hasta ahora no me ha provocado ningún problema, pero es cierto que hay que andar con cuidado, uno nunca sabe cuándo uno de los observados puede llegar a sentirse molesto por ello. Ahora ¿cuántas veces habré sido yo quien ha permanecido bajo el microscopio de otro?
Un abrazo y los mejores deseos.
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