Amor condicionado

 

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«La condición es la trampa de los dioses». Cuando un dios (hablo de la mitología en general pero quisiera hacer hincapié en la mitología griega en particular) brinda un favor siempre pone una condición; pero es allí, en esa condición, donde está la trampa. Es allí por donde se colará la tragedia en la vida del protagonista. Si un dios otorga la inmortalidad siempre habrá un detalle por donde la muerte entrará en la vida del personaje y, lo que es más importante, es precisamente por allí por donde toda la historia tendrá sentido.

Si nos fijamos bien, lo mismo ocurre con el dios de los cristianos o el de los otros dos grandes monoteísmos actuales. Dios da la vida eterna, promete felicidad y bienestar eternos pero… las condiciones son las que determinarán si esos beneficios serán recibidos por el protagonista. Es decir, su amor es un amor condicionado. «Yo, Jehová, te doy el libre albedrío y la promesa de la vida eterna en el cielo; pero… debes creer en esto y en esto; debes seguir estas y estas normas, etc.». Son esos peros, al final, los que echan por tierra toda la ideología monoteísta, ya sea judía, musulmana o cristiana.

Lo que conviene

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Hay dos posturas contrapuestas en este mundo que nos rodea; una de ellas, determinista, dice algo así como que “todo está escrito” y que nada podemos hacer para cambiarlo. No hace falta ser extremista para ser determinista (aunque los hay, claro); sino que sólo alcanza con decir “la vida es así” o cualquier frase por el estilo. En la vereda opuesta se encuentran los partidarios del “libre albedrío”. Para ellos todo está abierto a nuestras posibilidades y podemos cambiar las cosas cuándo y cómo queramos.

Está bien, uno puede ser una cosa u otra y no hay problema en ello; pero hay un grupo de personas bastante molesto (tengo un par en mi familia que fueron quienes me impulsaron a escribir esto) que actúa del siguiente modo: es determinista en la derrota y partidario del libre albedrío en la victoria. Es decir que cuando las cosas les salen mal es por culpa de otros o del destino, mientras que cuando las cosas le salen bien es gracias a ellos mismos y a su enorme capacidad para… (lo que sea).

Libre albedrío

 

Es una postura cómoda, claro; pero además de ser irreal es por demás molesta para quienes los rodean. Sobre todo porque esas personas también tienen otra costumbre: no toleran que al otro le vaya bien. En ese caso no aplican el libre albedrío y si a alguien le va bien es “porque tiene suerte” y nunca porque hizo algo para conseguir eso; aunque por lo visto nunca se ha tenido tanta suerte como para nacer lejos de ellos. Y y es que no, todo no se puede…