Gustav Klimt

Judith-I

No hay mejor manera para acercarse a un pintor que conocerlo sin que nos lo presenten. Me refiero a que lo mejor es encontrárselo por casualidad al hojear una enciclopedia o un catálogo de arte, ya que la sensación de placer que podemos llegar a sentir cuando la fortuna nos regala con uno de esos momentos casi únicos puede hacer que ése pintor en particular (o, siquiera, un cuadro en especial) se transforme en un buen compañero por el resto de nuestras vidas.
Algo así me paso con Gustav Klimt. Lo conocí hace varios años en casa de un amigo -pintor él-. Mientras lo esperaba en el living de su casa me puse a hojear una Historia del Arte y allí había una reproducción de El Beso, quizás la obra más famosa de Klimt. Poco a poco fui conociendo más obras de este pintor austríaco y El Beso pasó a un segundo plano. Me llamaron la atención obras más arriesgadas de Klimt, obras donde el artista corría riesgos (no pocas veces sus muestras debieron ser suspendidas a causa del escándalo moralista que nunca falta), obras como Danae donde se toma una leyenda mítica literalmente (Esa lluvia de oro que se entre las piernas de la bella Danae no es otro que Zeus, quien enamorado de la joven se acerca a ella de esta forma; de esta unión nacerá Perseo); Judith I (que es la imagen que ilustra este texto) donde la sensualidad es una parte integrante del cuadro; Goldfish, obra usada por Gustav Klimt como respuesta a sus críticos (La chica que está de espaldas, mostrándole el trasero fue, obviamente, algo deliberado que sus críticos entendieron y no le perdonaron); o Vida y Muerte, donde no falta sensualidad (un tema clave en la obra de Klimt) y donde la destreza técnica se nota más por el hecho de que al menos nueve personas -las que ocupan la mitad derecha del cuadro- se ven compensadas por la solitaria y poderosa figura de la izquierda.
No soy muy afecto a analizar el por qué me gusta tal o cual pintor o músico (sí lo he hecho con los escritores) y estoy convencido de que no hay que buscar demasiadas razones; uno debe pararse frente a un cuadro y éste debe transmitir algo, si no es así pasemos al siguiente y no perdamos más tiempo; para mí, Klimt entra en la extraña categoría de esos pintores cuya obra completa me transmite algo, por eso, como dije antes, estoy seguro de que Klimt es alguien que me va a hacer mucha compañía durante (espero) mucho tiempo.

12 comentarios el “Gustav Klimt

  1. lagaviotaconamor dice:

    Buenos días estimado amigo:
    Me alegra mucho verte y que hayas vuelto con este maravilloso post
    y esta gran pintura.
    Un fuerte abrazo amigo

    Me gusta

  2. Me alegra volver a leerte!!!

    Danae es uno de mis cuadros preferidos.

    Un abrazo.

    Me gusta

    • Borgeano dice:

      Estimado Alberto, un gusto tenerte por acá. Esperemos que poco a poco pueda regularizar mis visitas y mis «posteos» Klimt es enorme, es uno de los pocos casos en donde me cuesta mucho elegir una sola obra. Por el contrario, creo que es uno de los artistas de los que me veo obligado a optar por el conjunto todo.
      Un abrazo.

      Me gusta

  3. Un placer volver a leerte querido….

    Me gusta

  4. danioska dice:

    Que dure unos 10 años, al menos, querido! Y sí, Danae es una delicia, maneja varios planos y en todos es fascinante. De Klimt me encantan sus estudios, son como el discurso sin vestir aún pero tienen todo su sello personal, su vena transgresora, su no-cerrarse a convencionalismos. Qué buena compañía te has elegido.

    Me gusta

Deja un comentario