Obsesiones.

Entre las novelas inconclusas que tengo por ahí, hay una que no tiene, siquiera, nombre. En ella un hombre (salto directamente al punto que quiero tocar) se encuentra en una biblioteca privada y tiene la posibilidad de leer todo lo que le dé la gana y cuando le dé la gana. En un estante de esa biblioteca hay una fotografía enmarcada; una fotografía de una mujer, de perfil, con los ojos cerrados, pareciera ser que pensando, pero ni siquiera eso, tal vez sólo disfrutando del sol, dejando que el calor del momento la conforte, que la vuelva aún más sutil de lo que su delgado cuerpo sugiere. El hombre cree que se trata de la esposa del dueño del lugar y poco a poco comienza a obsesionarse con ella.

Clarice Lispector

Quien realmente está obsesionado con esa fotografía soy yo, debo reconocerlo. No puedo dejar de verla sin sentirme subyugado por esa imagen; por ese sutil perfil, por esa gracia de las curvas y de las formas. Lo que quisiera saber es en qué piensa esa mujer en ese momento; una y otra vez me pregunto lo mismo sabiendo, claro está, que es una pregunta estéril.

La mujer de esa foto, alguno ya lo habrá notado, no es otra que Clarice Lispector, la conocida escritora brasileña. El personaje de la novela se entera de quién es ella y nota que nunca leyó uno de sus libros y piensa en hacerlo, pero luego duda, temeroso de que no le guste lo que contengan esas páginas; o de que el contenido de esas páginas lo obligue a modificar lo que piensa o siente por esa mujer.

Otro sincericidio personal: nunca he leído un libro de Clarice Lispector. Pensé en hacerlo cuando me dedique a terminar de escribir esa novela. Leer uno de sus libros de cuentos o una de sus novelas y volcar lo que esa lectura me provoque en las páginas de mi texto y hacer de esa, mi lectura, la lectura de mi personaje. No he leído un libro, dije, pero sí alguno de sus textos breves. Hoy mismo acabo de toparme con un fragmento que me dejó helado, expuesto, despojado.

“Mi madre estaba enferma, y por una superstición muy difundida se creía que tener un hijo curaba a una mujer de su enfermedad.” La enfermedad era sífilis y se la habían contagiado los soldados rusos que la violaron, en Ucrania, durante los desmanes posteriores a la guerra civil bolchevique. Lispector fue concebida deliberadamente para eso: para curar a su madre. Ya estaban huyendo a América. “Pararon en una aldea llamada Tchechelnik para que yo naciera y siguieron viaje.” El plan era llegar a Brasil. Llegaron a Recife y muy pronto se hizo evidente que la madre no se había curado. Moriría cuando Clarice tenía nueve años. “Siento hasta el día de hoy esa culpa: me hicieron para una misión determinada y fallé. Sé que mis padres me perdonaron por haber nacido en vano. Pero yo no me perdono”.

Leer ese fragmento y sentir que algo se partía dentro de mí fue una consecuencia inevitable. Hay un par de personas de las que pasan por aquí que saben bien la razón por la cual no termino esas novelas, las demás me dispensarán por no entrar en detalles. Me siento raro; encontrar este fragmento me hace pensar en un exceso de sentido y, al mismo tiempo, en un sinsentido absoluto. Hay miradas a ciertos pasados donde uno no quiere verse reflejado o, a veces, ni siquiera tolera verse sugerido, como una sombra o como eso que es lo que proyecta una sombra pero que quedó fuera de la imagen; casi como en lo que piensa Clarice Lispector en esa foto.

15 comentarios el “Obsesiones.

  1. Gaviota dice:

    “Siento hasta el día de hoy esa culpa: me hicieron para una misión determinada y fallé. Sé que mis padres me perdonaron por haber nacido en vano. Pero yo no me perdono”.
    Hermoso post Borgeano me ha encantado esta bella mujer escritora y con un gran sentido de la vida quizás demasiado. Tomo nota. Feliz sábado de reflexión aquí en España.

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  2. Rosa Ave Fénix dice:

    La foto cuadra completamente con los pensamientos de la escritora, un pensamiento muy triste ya que se siente culpable… pero eso no es asi, estoy segura que la vida no te castiga por un dato u por otro, y ella NO era la solución de la muerte de su madre. Me pasa lo mismo, es raro que deje una novela sin acabar, pero si veo que puede estar mezclados mis sentimientos y me hacen sufrir, prefiero dejarla sin acabar.
    Con relación a la novela, yo también podría tener fotos como esa, mi hija murió hace 4 cuatro años de metástasis ósea, podría culparme yo por haberla traído al mundo ya que sufrió lo indecible?. La vida es así y no podemos dar vueltas a la cabeza por cosas que no tienen explicación.
    Abrazo incondicionable….

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    • Borgeano dice:

      Estamos de acuerdo en que un dato más o menos no nos completa o no nos hace personas; pero sin duda que el peso psicológico que le damos a esos datos o a las palabras que nos dicen de niños tienen un peso mucho mayor del que generalmente consideramos. En ese sentido, es comprensible el peso de esa idea en la mente de Clarice. Recuerdo, también, el caso de Salvador Dalí y de su hermano muerto antes de que él naciera. Son cosas de las que nadie es responsable, pero que son muy difíciles de quitarse de encima.
      Tú, claro, sabes esto mejor que nadie. Para todos aquellos que somos padres el mayor temor es el de la mera posibilidad de tener que pasar por esas circunstancias que tuviste que atravesar tu. En ese sentido me parece admirable la entereza con la que hablas de ello, me parece admirable, insisto, al mismo tiempo que puedo ver el profundo dolor que te invade cuando tocamos este tema. Vaya mi más fuerte y sincero abrazo, si de algo sirve, en este mismo momento.

      Abrazo impostergable.

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  3. Sólo se me ocurre decirte lo que siento, mi verdad: Me gusta tanto lo que dices y cómo lo dices que veo me estoy convirtiendo en un borgeanoadicto. Y bueno, ¿qué hay de malo en esta adicción? Creo que me beneficia. Gracias por tu entrada.

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    • Borgeano dice:

      Creo, como tu, Idelfonso, que no tiene nada de malo; de lo que no estoy muy seguro es de que tenga algo de bueno… En fin, al menos esto nos permite un cruce por demás interesante y enriquecedor y eso puede ya contar como el primer ítem de una lista positiva. Insisto en que los beneficiados somos los dos o, incluso, cualquier otra persona que pase por aquí y quiera cruzar palabras o ideas con nosotros. Si no hubiese un diálogo con ustedes no escribiría esto, puedes estar seguro de ello.

      Un abrazo.

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  4. amca0808 dice:

    Las novelas inconclusas creó que es un archivo en nuestra alma que solemos visitar de vez en cuando. Esta escritora que mencionas es de profundidad en su esencia y justifica un poco tu obsesión por la fotografía, y aún por lo que no has leído de ella. Por cualquiera de las razones, agradezco mucho el que compartas tus escritos tan interesantes. A veces sacuden mis pensamientos trayendo al recuerdo lo que ya tenía en estado amnésico permanente. Abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Gracias por tus palabras, Amca. La novela de la que hablo al principio es una novela mía que nunca terminé y que algún día deberé retormar (esto es una costumbre mía: no terminar los textos). El «caso» Lispector, para mí es muy particular. He leído muchísimo a lo largo de mi vida y a muchos autores he accedido por una o dos recomendaciones; sin embargo, a Lispector, pese a haber tenido muchísimas recomendaciones, aún no la he leído. Es curioso, pero esas cosas pasan y no hay que analizarlas demasiado, sólo aceptarlas y considerarlas como lo que son: curiosidades personales.

      Un abrazo.

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  5. Sí. Me ha pasado varias veces de no poder seguir la lectura… Es todo tan interesante, lo que dices y cómo lo dices, que estoy de acuerdo con Ildefonso, me estoy haciendo adicta a tus lectura, claro sin obsesión, y como Amca, me retornas al pasado, a los recuerdos que parecían dormidos hasta ese momento de leerte. Gracias, amigo. Mi abrazo.

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    • Borgeano dice:

      Gracias nuevamente por tus conceptos, Julie; me alegra muchísimo que te sientas a gusto aquí. Con respecto a la entrada te cuento que la novela de la que hablo al principio no es sólo que no he podido seguir leyéndola, sino que lo que no he podido es seguir escribiéndola, porque es mía. Lo del último párrafo hace referencia a mi propio pasado, al cual no quiero regresar ni aunque me paguen y que tiene relación con esa imposibilidad de terminar mis textos. Temas sobre los que hay que trabajar mucho, cosa que estoy haciendo pero que cuesta mucho trabajo. Espero poder vencer las dos o tres últimas barreras pronto, necesito eso con urgencia.

      Un fuerte abrazo.

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  6. Siempre poniendo el dedo donde duele…., me gustó mucho.

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  7. El argumento de tu Novela inacabada me parece muy bueno….

    Respecto al texto de Lispector es tremendamente doloroso y además más común de lo que pensamos; cuántas culpas nos arrogamos sin un motivo real…

    Un abrazo.

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