Hace poco tiempo (y luego de una espera que nos hizo temer a ambos sobre una pérdida irreparable en el camino), recibí los dos últimos libros de poemas de Isabel Fernández de Quirós: Luz velada y Las farolas caminan la calle. La llegada de ambos libros coincidió con los vaivenes sociales de las últimas semanas de diciembre; así que recién ahora pude terminar Luz velada, de quien dejaré aquí algunos apuntes personales (lejos de mí el querer convertirme en crítico en este momento).
Primer dato, meramente técnico: el volumen está dividido en cinco libros, los cuales se diferencian por la temática particular pero que, al mismo tiempo, coinciden o están centrados por un solo tema general: el amor. Pero no hay que confundirse; el amor bien entendido es un sentimiento que excede lo meramente romántico; así es que no sólo vamos a encontrar esa faceta aquí, no. Este volumen contiene mucho más.
En Luz velada son evidentes las connotaciones y las relaciones espirituales y las terrenales. El amor, sobre todo, es el sentimiento aglutinante que nivela todos los temas bajo su luz: desde el amor físico de dos amantes, como en Enredadera: «La noche tímida / no se atreve a dar paso / a la luz velada del amanecer. / Espera impaciente / a que los amantes / deslíen la enredadera / que aún ciñe sus cuerpos. / En vibrante armonía», hasta el amor empático hacia el prójimo, como en Ancianos: «Ancianos. / Muy ancianos. / Seres humanos que no son regla, / ni excepciones, / ni estadísticas / … / Seres humanos sin otro horizonte / que la mirada puesta en la nostalgia de ayer / y conscientes, / los que aún pueden serlo, / de lo lento que avanzan las horas. / Relojes de arena encallados». (fragmento).
Otro aspecto que forma una parte integral de cada poema es la mirada de la mujer que observa al mundo y lo describe. Esto no es algo que pueda ser considerado como algo obvio, ya que no necesariamente una cosa implica a la otra (¿Cuántos poetas hay que observan pero a la hora de escribir se quedan fuera de sus escritos?). En el caso de Isabel Fernández de Quirós esa mirada está situada, enmarcada en esa mujer que ama y que ama con todo lo abarcador que ese sentimiento puede ser cuando es enorme y está bien alimentado. Es así que de esa manera es como se puede amar a una pareja con pasión infinita, o a un hijo (de esa forma única en que se ama a los hijos) o a un niño inmigrante que se acaba de ver en las noticias (la mirada de la poeta me hace acordar, y creo que merece, aquel título de Arthur Miller: Todos son mis hijos); pero esa mirada se transforma, a lo largo de las páginas, en la voz de la conciencia compartida, en la voz de la humanidad hablando a la humanidad e interpelándola desde lo implícito o desde lo explícito, como en Arrepentimiento; poema que dejo a continuación como ejemplo final que no agota todo el repertorio de niveles que Isabel y su Luz velada contienen:
Arrepentimiento
Si tu vida se detuviera como estatua de Lot
y dispusieras de unos instantes para meditar
en qué tenías puesto hasta entonces tu
………………pensamiento,
sentirías en todo tu cuerpo
el gusto acre del arrepentimiento.
Por el mucho daño causado.
Por el bien que no has hecho.
Por las verdades ocultas
de tu silencio fluctuante.
Pueden adquirir Luz velada, aquí.
Pueden visitar el blog de Isabel Fernández de Quirós, aquí.
Bien merece Isabel estas palabras, en este blog que tanto admiro. Yo ando buscando «Las farolas caminan la calle». Me parece una poesía muy intensa, y aunque el tema amoroso sucumbe ya ante otros (el tiempo, la paradoja) en mi interés, lo que le he leído me parece poéticamente sincero y bello. Un abrazo para los dos, reseñador y reseñada.
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Hasta ahora, puedo decir que Las farolas caminan la calle me gusta más que éste. Espero poder terminarlo antes de salir de viaje así puedo subir la entrada correspondiente. Eso me hace ver que la poesía de Isabel se modifica de libro a libro, lo cual es siempre algo loable.
Un abrazo.
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No puedo dejar de mostrarte mi agradecimiento, Félix, por las palabras que me dedicas. Sé que ambos seguimos nuestros blogs desde hace tiempo y que la admiración por el trabajo que realizamos es mutua.
Respecto al libro puedes adquirirlo en la web de la Casa del Libro, es lo más cómodo. O que tu librero lo solicite a la editorial.
Un abrazo también para ti.
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Magnífico homenaje a una gran poeta, Isabel, que aplaudo fervientemente porque conozco sus poemas y cómo se involucra en el fondo de las palabras que ellos se pronuncian. Un gran abrazo para uno y para otra. Con toda mi admiración.
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Gracias a ti, María; como le dije aquí arriba a Félix, estoy leyendo Las farolas caminan la calle y, la verdad, me gusta todavía más. Eso es más que bueno, claro está.
Un fuerte abrazo.
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Muchas gracias María Jesús y mi gran abrazo.
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Excelente reseña muy merecida de la poesía de Isabel, entrañable amiga, a la que admiro y quiero desde lo más hondo de su poesía y personalidad. Mi felicitación para ambos. Y también mi abrazo.
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Sé que ustedes dos tienen una relación muy estrecha y sólida; por desgracia nunca recibí tus libros, Julie y dentro de pocos días estaré partiendo por unos meses, así que no estaré por aquí.
Con respecto a la poesía de Isabel, disfruté mucho de la lectura de Luz velada; pero más estoy disfrutando Las farolas caminan la calle.
Un abrazo.
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Muchas gracias amiga y maestra en el arte de la poesía. Recibe también mi abrazo con todo cariño.
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Bueno, y ahora mi comentario es para ti, Roberto. Me dirijo a la persona y el escritor que se ganó mi confianza y que mostró mucho interés por mi poesía. Nunca estuvo en mi pensamiento que dedicaras una entrada a ninguno de mis libros, sencillamente quise que los leyeras y me dieras tu opinión.
Hoy me he llevado una gran sorpresa al ver que «Luz velada» se convertía por unas horas en protagonista de tu bitácora. Muchas gracias por tu magnífica y generosa reseña, por compartir públicamente la opinión que yo esperaba en privado.
Espero que el viaje que vas a iniciar para un tiempo largo sea muy fructífero.
Te deseo todo lo mejor y te doy mi abrazo, grande, agradecido.
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Sé muy ben que nunca fue tu intención que yo publicara un comentario (y ni hablar de crítica; como ya lo dije antes, no llego a esas alturas) sobre tu libro; si así hubiese sido ni siquiera los hubiese aceptado. No; sé muy bien que lo único que quisiste fue compartir tu trabajo y es por el valor que ese trabajo tiene que escribí esta entrada. Realmente me sentí muy satisfecho por la lectura de Luz velada y, como les dije a algunos compañeros aquí arriba, estoy disfrutando aún más de Las farolas caminan la calle.
Por otra parte, escribir esta entrada es una muestra de respeto y agradecimiento y puedes creerme que si el libro no tuviera los valores que tiene, te lo hubiese agradecido en privado y todos amigos. Insisto: me dio mucho gusto leerte (nos dio mucho gusto, rectifico) y el placer, no cabe duda, a sido todo mío.
Un fuerte abrazo.
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Muchas gracias de nuevo por tu respuesta.
Un abrazo.
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Poesía sencilla, sin vericuetos oscuros, agradable al alma,con su música interior. Encantado de leer, y aplauso a ella y a Roberto por la crónica y que dio oportunidad a mi espíritu. Que la buenaventura te acompañe en el viaje y deseamos que regreses con bien. Abrazo Rubén
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Por mi parte, Rubén, quiero expresarte mi enorme gratitud por tus amables palabras hacia mi poesía. Un abrazo.
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Nada poeta, me qudaron pequeñas. abrazo y bella noche
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Nada, de eso, Isabel, nada de eso. Siempre dije que uno de los grandes placeres que este sitio me ha brindado es el de haber podido conocer a mucha gente valiosa a lo largo y ancho del mundo. Éste es un caso particular y con características propias quien ha merecido su propio espacio.
Abrazo.
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[…] a través de Luz velada, o de cómo el amor puede ser un sentimiento inconmensurable — El Blog de Arena […]
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