Hace un par de meses les conté de una versión vomitiva, pero políticamente correcta, de El Principito. Hace apenas un par de semanas les conté de un libro espantoso que encontré en una librería local. Ahora me entero de otra espantosa muestra de estupidez (otra vez) políticamente correcta. La víctima, esta vez, es la música, más precisamente la ópera Carmen, de Georges Bizet. Carmen, como ustedes sabrán, es una ópera dramática en cuatro actos con música de Georges Bizet y libreto de Ludovic Halévy y Henri Meilhac, el cual está basado en la novela Carmen de Prosper Mérimée, publicada por vez primera en 1845 (la cual a su vez, probablemente, estuviera influida por el poema narrativo Los gitanos, de 1824, de Aleksandr Pushkin).
La historia de Carmen está ambientada en Sevilla, España, alrededor de 1820, y la protagoniza una bella gitana de fuerte temperamento. Carmen, libre con su amor, seduce al cabo don José, un soldado inexperto. La relación de Carmen con el cabo motiva que éste rechace su anterior amor, se amotine contra su superior y como desertor se una a un grupo de contrabandistas. Finalmente, cuando ella vuelca su amor en el torero Escamillo, los celos impulsan a don José a asesinarla.
Hasta aquí, la historia clásica. Ahora — y nada menos que en Italia—, se ha estrenado una nueva versión de la ópera donde el final se ha cambiado: para evitar que el público vez un acto de violencia misógino, es Carmen la que mata a don José ¡Y listo, ya está! Otra vez los imbéciles dóciles y mediocres vomitando sobre la cultura clásica. Y no voy a entrar a discutir aquí si esto o aquello (he leído varios artículos sobre el tema, incluso en periódicos italianos, ya que fueron los responsables del atropello) y lo que he encontrado es tan estúpido que ni siquiera vale la pena discutirlo (casi todos los artículos están llenos de términos como femininicidio (o femicidio, según la latitud), polémica, victoria feminista, misoginia, violencia de género, etc.
Digo que no voy a discutir el tema de la violencia de género ni nada por el estilo porque sería sumarme a la estúpida idea de que mezclar política y cultura sirve para solucionar estos problemas. Tampoco voy a declarar mi apoyo aquí al fin de la violencia (del color, tipo o tazón que sea) porque las cosas obvias terminan ensuciando todo y diluyendo la discusión a un nivel infantil. Lo que sí quiero decir con toda firmeza es que este tipo de actitudes, de acciones, de formas de conducta lo único que logran es convertir a lo mejor que tenemos los seres humanos (como humanidad, es lo único de lo que podemos estar orgullosos), es decir la cultura (¡nada menos, demonios, que la cultura!) es un juego apto para imbéciles mediocres; para ineptos incapaces; para estúpidos que no sirven ni para escribir la lista del supermercado; para cualquier idiota que no entiende ni entenderá jamás lo que significa esa palabra pero que, por eso mismo, parece que sólo será feliz el día que la destruya por completo.
Por cierto, esta gentuza repugnante no quiere mostrar violencia de género en sus escenarios; pero no parecen notar la incongruencia de decir que para acabar con la violencia no hay nada mejor que un revólver ¿No?
Amigo, es que no sé ni cómo puede encajar ahí la tensión dramática de los personajes. ¿Referirnos a la catarsis del teatro puede significar algo para ese director de escena? ¿Representar algo significa acaso estar de acuerdo con ello, sea de hace un cuarto de hora o del siglo XIX? En fin… Imagino que a la música de Bizet no le habrán tocado una corchea. Es el consuelo. Por cierto, aprovecho para desearte un feliz año 2019, y entradas tan buenas como las de este año que acaba. Un abrazo.
Nota: 🙂 Como te comenté, te mencioné aquí (y te vuelvo a dar las gracias por el conocimiento de un ‘artefacto’ cultural la mar de intersante): https://felixmolinapublica.wordpress.com/2018/12/12/sin-noticias-del-bosco/
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No hay excusa para modificar una obra de arte. Punto. A lo sumo no se la representa o se crea otra; pero modificar lo que hizo un artista según «mi» punto de vista es irrespetuoso, poco ético e, incluso, ilegal. Pero como Bizet está muerto… ¿a quién le importa? (Por cierto, Daniel Baremboin, pianista y director orquestal argentino de origen judío, fue el primero en tocar a Wagner en Israel. Ante las críticas (supongo que sabía que iban a llegar en tropel) sólo digo algo tan lógico y sencillo que no requiere más comentarios (y lo cual le cerró la boca a todos los críticos del planeta): «Yo no soy un misionero de Wagner. No quiero obligar a nadie a escucharlo, pero pienso que también se deben respetar los derechos de quienes quieren oírlo. No interpretar a Wagner supone una victoria póstuma de Hitler». En ese sentido, Baremboin actúo en forma diametralmente opuesta al ridículo director italiano: defendió la obra original frente a los idiotas de turno.
Creo que ésa es la forma en que se debe luchar contra la estupidez y, nosotros desde nuestras modestas vidrieras, como son nuestros blogs, debemos sumarnos a esta lucha. Seremos un grano de arena, pero eso es mejor que silenciarnos completamente.
Un fuerte abrazo y los mejores deseos para el próximo año.
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Exacto. Y recordar que la forma más directa de respetar a un creador es leerlo, contemplarlo, escuchar su música…
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Siempre estoy de acuerdo contigo. Y esta vez también. Deseo que tus días navideños sean agradables y llenos de paz, alegría, salud y todas esas cosas bonitas que nos decimos… Pero sobre todo que seas feliz y que en 2019 nos sigas regalando tus magníficos trabajos literarios. Mi abrazo navideño y feliz 2019 para ti y los tuyos.
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Muchas gracias, querida Julie; espero que tú también estés pasando unos días agradables y, sobre todo, tranquilos (llega un momento, creo, en que con que esto sea así ya tenemos todo llo que queremos).
Lo de la entrada no deja de ser un atropello más de los muchos que tendremos que soportar el año próximo. Veremos qué pasa y cómo paliamos el vendaval.
Te mando un fuerte abrazo y los mejores deseos.
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¡Qué molesto resulta soportar los mediocres que tiene cuota de poder cuando pretenden imponernos sus ideas!
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Y lo peor de todo, joaquín, es que, tal como digo en el título, esto no va a terminar aquí. Supongo que en cualquier momento nos desayunaremos con alguna otra atrocidad perpetrada por esta gentuza.
Un abrazo.
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Sí. Debido a que tienen influencia, es dificil sustraerse de dicha gentuza.
Lo llevaremos lo mejor que podamos.
Un abrazo.
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Pienso que es tan sencillo como no representar la obra si estás en desacuerdo con su contenido. En tal caso puedes elegir otra obra o incluso escribir tu propia obra. La mediocridad es lo que tiene, es más fácil destruir una obra que crearla… así nos va.
Un fuerte abrazo
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Eso es porque tú eres un ser racional, Xabier; pero por lo visto el sentido común (volvemos a Deescartes, de manera inevitable) sigue ausente sin aviso.
Como estoy escribiendo de manera indirecta (escribo en casa y luego subo las entradas, las cuales dejo programadas) no siempre quedan como quiero (se nota, incluso, en algunos errores de tipeo también). En este caso me hubiese gustado ser más preciso, más contundente. Por ejemplo, sintetizando la obra como queda con este nuevo final: Carmen engaña a José, quien se rebaja hasta la ignominia (rechaza a su amor anterior, rebaja su moral hasta perder el honor militar, se convierte en delincuente y todo lo hace por ella) y no conforme con todo esto ¡Carmen al final lo mata! ¡Y ella es la heroína! totalmente descabellado.
Sigamos remando en contra de la corriente; si ni ganamos la guerra al menos habremos hecho lo correcto.
Un fuerte abrazo.
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