Jugar al intelectual

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bla bla bla

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Hace un par de días leí, en una de las páginas de filosofía que suelo visitar, el siguiente párrafo de Slavoj Zizek (filósofo que me gusta mucho, valga la aclaración), párrafo sobre el que alguien pedía una explicación o aclaración (les ruego paciencia, léanlo aunque no entiendan nada, luego me explicaré):

«Según la concisa fórmula de Lacan, el amor suplementa la ausencia de relación sexual. El amor no es un Uno ilusorio de fusión imaginaria, que encubre el punto muerto subyacente a la relación sexual; el amor auténtico es más bien un caso ejemplar de un «uno» extraño en el que se encarna esta misma no-relación. Ahí reside el vínculo entre amor y object a. ¿Cómo se relaciona el amor con el object a? Aproximémonos a este punto crucial a través del estatuto paradójico del object a como producto de una pérdida redoblada: el object a puede definirse mejor como un objeto doblemente reflejado, y precisamente como tal, es real —lo Real lacaniano no es el núcleo duro debajo de todos los juegos de reflexión y redoblamiento, sino la X elusiva que surge de la reflexión redoblada—».

Leí el párrafo un par de veces, leí los tres comentarios que ya estaban allí y, con mi ecuanimidad y buenos modales de costumbre, dejé mi opinión: «Cháchara insustancial para pseudointelectuales. No dice nada, pero como lo dice «difícil», muchos se llenan la boca con basura como esta». Bueno, como se imaginarán, me llovieron insultos e ironías varias, hasta que luego de sostener mi postura una y otra vez, sólo me limité a decir que la mejor manera de hacerme callar y demostrar que era un obtuso retrogrado, no era insultándome, sino, precisamente, explicando el texto, cosa que además yo iba a agradecer muchísimo, porque me encantaría saber qué quiso decir Zizek allí. Hasta el día de hoy nadie volvió a decir una palabra. Por suerte dejaron de insultarme, pero tampoco nadie ha explicado el texto y ese hecho me hace pensar que muy equivocado no estoy (y sin modestia alguna: sé que no lo estoy).

 

 

Lacan

 

Después de eso recordé una página que crea discursos posmodernos azarosos y, al buscarla, encontré otra página donde un estudiante de filosofía dice: «He inventado un gran juego nuevo llamado «Zizuku». Las reglas son simples: elija cualquier idea ampliamente recibida y encuentre la forma más inteligente de invertirla, para crear una paradoja, o al menos la apariencia de una. El juego, por supuesto, está inspirado en Slavoj Zizek. Al revisar su último libro para Times Higher Education, me di cuenta de que esto es realmente casi todo lo que hace, de varias maneras diferentes:

Existe el simple tropo psicoanalítico de afirmar que, por más que parezca algo, su verdadera naturaleza es exactamente lo contrario. Luego tienes la afirmación repetida de que una determinada posición implica su opuesto, pero que ambos lados de la paradoja son igualmente reales. Por otra parte, está la inversión del sentido común, en el que, sea cual sea la sabiduría recibida, Zizek postula lo contrario. Y eso es todo: Zizek simplemente repite estas maniobras intelectuales una y otra vez, aunque de manera brillante, completándolas con adornos lacanianos como el objet petit a, el Otro y lo Real».

 

¡Nadie podría haberlo sintetizado mejor! Ya lo dijo Nietzsche: «Hay quienes revuelven las aguas para que parezcan más profundas». Eso parece ser todo lo que tiene para darnos la psicología (y todo lo que nos ha dado desde que fue inventada por otro que decía cualquier cosa con ínfulas de «cosa seria» pero que al menos no escribía mal: don Sigmund Freud). Por último, alguien podrá preguntarse cómo puede gustarme alguien a quien critico tanto; y es que Slavoj Zizek no sólo trabaja temas psicoanalíticos (por suerte), sino que también analiza de manera más que interesante la política y la sociedad actual y es en esos ámbitos donde creo que saca lo mejor de sí. Por otra parte, la filosofía no es un ámbito dogmático, y lo mejor que podemos hacer es, precisamente, criticar, criticar y criticar. Sólo así podremos pulir el discurso ajeno y, lo que es mejor aún, nuestro propio discurso que es, al final, el que nos conforma.

 

10 comentarios el “Jugar al intelectual

  1. Carmen B. dice:

    Pues , Roberto, mira por donde tu entrada de hoy me da pie para hablar de este tema: de las lecturas que NO entendemos aunque se sea un gran lector y aunque se ponga toda la buena voluntad en ello.
    Hace algunas semanas que he comentado, respondiendo a una de tus entradas, que yo no entiendo el Ulises de Joyce. Me diste una herramienta para ayudarme con esa lectura, el libro de Nabokov: Lecciones de Literatura Europea. En ello estoy , mi interés sigue .

    Al cabo de unos pocos días, una seguidora de este blog que nos lee, me envió una critica feroz de un diario de mucha difusión mi país, donde ponen como un trapo a la famosa novela de Joyce y él mismo. Seguidora y Diario han sido oídos atentamente por mí. Cada vez voy teniendo más claro que, cuando algún libro se me atraganta, hay que dejarlo ahí.

    Y en esta entrada hoy , tú dices de Freud :Eso parece ser todo lo que tiene para darnos la psicología (y todo lo que nos ha dado desde que fue inventada por otro que decía cualquier cosa con ínfulas de «cosa seria» pero que al menos no escribía mal: don Sigmund Freud).

    Ay¡ por dios¡ que se caen los mitos ! … bueno; Freud no es que sea en mi acervo un mito precisamente, pero los sicólogos (que beben de él),sí que creo en ellos ;a veces son de ayuda y que los hay buenos.

    En cuanto al extracto de Zizek, lo he leído una vez solo, así que tendré que repetir la lectura. a ver si lo entiendo a la segunda porque a la primera, no he sacado nada. Lo que siempre me queda, como «masa madre» , leyendo tus entradas, es el gusto por ese trabajo bien hecho, que a veces enseña, otras conmueve, otras zarandea y siempre satisface.

    Un abrazo y buen día( en tus latitudes, lo que toque…)

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    • Borgeano dice:

      Querida Carmen, como siempre, hay muchas cosas (y buenas) en tus comentarios. Primero vamos a lo de Joyce. Con respecto a las lecturas siempre hay que tener en cuenta lo que dijo Borges: «hay que ser un lector hedonista. Hay que leer lo que a uno le da placer, de lo contrario hay que dejar el libro a un lado y comenzar con otro». Es decir, es simple: por más que la academia diga que uno debe leer a Shakespeare, si a ti no te dice nada, pues lo dejas y ya. Llegado el caso algún día volverá a ti (y si no, no pasa nada). Yo tardé más de diez años en poder leer El sonido y la furia de William Faulkner (algún día contaré o te contaré cómo fue eso). Si el Ulises de Joyce te resulta difícil, o a cualquier otra persona ¡Pues hay que dejarlo y leer otra cosa! Es tan simple como eso. Ahora, la diferencia radica en que el Ulises de Joyce es legible, aunque difícil; mientras que un texto como el que compartí hoy en la entrada, es ininteligible; es decir: no tiene sentido alguno (por lo tanto no es sencillo ni difícil, como dije, no tiene sentido).
      El caso de la psicología y la psiquiatría es aparte. Para comenzar, la primera no es una disciplina científica (de allí que no haya «doctores» en psicología, sólo licenciados). No sigue el método científico, no hace experimentos, no plantea hipótesis, no hace seguimientos, etc. ¿Cómo es, entonces, que trabajan? Pues en base a «ideas» planteadas por alguien y que son aceptadas por los demás como verdad simplemente «porque sí» (si te parece que exagero toma cualquier idea psicoanalítica y analízala. ¿El complejo de Edipo? ¿El inconsciente? ¿La envidia del pene? ¿Los actos fallidos? Etc., etc. ¿En qué se basan todas estas ideas? Pues en que Freud así las expuso. Punto. ¿Hay algún estudio científico sobre ellas? No. (Por cierto, te recomiendo el documental Psiquiatría: industria de la muerte. O simplemente pon eso en Youtube y verás mucho material interesante sobre el tema. Pon «El fraude de la psiquiatría » y te sorprenderás).
      Lo de Zizek puedes leerlo de nuevo, si gustas; pero no creo que vayas a sacar nada en limpio de ello. Inténtalo ¡Tal vez demuestres que estoy equivocado! (Seré el primero en reconocerlo).

      Un fuerte abrazo.

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      • Carmen B. dice:

        Gracias por tus palabras. Tomo buena nota de todo lo que me indicas, buscaré esas referencias en YouTube.
        Y sí, Joyce está entre los que leeré con ayuda de Nabokov.
        Esperando que digas algo de Heidegger.
        Un abrazo y buenas noches (por aquí ).

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  2. He disfrutado mucho esta entrada. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Yo añadiría a la lista de pedantes e incomprensibles a Heidegger. ‘Ser y Tiempo’ es una pesadilla. Al lado de esto Freud es un cuento para niños. Saludos.

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    • Borgeano dice:

      Freud escribía muy bien, sin duda alguna. Sus patrañas psicológicas son harina de otro costal (y por cierto, El malestar en la cultura es un buen libro, muy apto para analizar algunas cuestiones sociales). Lo de Heidegger, como bien dices, es una pesadilla. Creo que diré alguna cosita de él en la próxima entrada, ya que ésta me ha dejado con mucho material en la carpeta (es decir: con muchas cosas para decir).
      Gracias por tu comentario.

      Un abrazo.

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  3. Cronopio, cronopio, cronopio…
    Uff, menudo texto. Y de que contexto (libro, capítulo) está extraido este párrafo, ayudaría a entender algo?

    Un fuerte abrazo

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    • Borgeano dice:

      Se trata de Contragolpe absoluto: Para una refundación del materialismo dialéctico (te encargo la exégesis, si te animas. Si colocas el título y el autor en Google te dejará leerlo en Google Books).
      Por cierto, insisto en que Zizek, cuando no anda delirando con estas cuestiones psicoanalíticas, es un filósofo y sociólogo muy interesante. Sólo que en casos como este… bueno, qué decir. El tema y los comentarios me han dado mucho en que pensar y en qué escribir, así que seguiré con el tema del psicoanálisis y también con el sinsentido del pensamiento y de la escritura posmodernista.

      Un fuerte abrazo.

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  4. Carmen B. dice:

    Ah! Olvide poner aquí lo que me ha gustado la ilustración de esta entrada! ¿ de quien es?
    Es atinadisima!

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