René Magritte – La Corde Sensible
«Cuando no ando en las nubes, ando como perdido», dijo alguna vez Antonio Porchia; y uno se suma al aforismo con la conciencia que brinda la experiencia más pura y sencilla. Andar en el mundo de los hombres de negocios, en los siempre renovados e iguales chismes vecinales, en la dirigida publicidad, en la reiterativa televisión, en la pasión dominguera del fútbol, en todo eso que tan bien han preparado para nosotros, cansa. Por eso escaparse o dejarse ir a las nubes, despegar los pies del suelo trivial al que nos atan es más una necesidad que un placer, aunque luego éste último tome el lugar del primero y se haga dueño y señor de una nueva y maravillosa costumbre. Otro que sabía algo del tema era Hermann Hesse, quien también nos regala un impecable argumento: «Un hombre que tiene noción de los cielos y abismos de la naturaleza humana, no debería vivir en un mundo en el que dominan el common sense, la democracia y la educación burguesa».
Reblogueó esto en mariquitaluna.
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Hoy, entre nubes de poesía se puede caminar andando perdido.
Feliz jornada.
Un abrazo.
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Gracias al cielo aún nos quedan espacios donde refugiarnos. No todo está perdido, aunque muchos estén perdidos definitivamente en la estupidez generalizada.
Un abrazo.
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Andar entre nubes es oficio provechoso, blando. Como decía Girondo: a las mujeres «no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar». Por qué habría de perdonarse.
Abrazo etéreo.
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A nadie debería perdonársele, claro está. A nadie ni en ningún momento. Sobre todo en lo provechoso, en lo blando, en lo blanco. ¿Cómo podrían tolerarse limitaciones o torpezas en ese caso?
Sutil retorno.
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Qué mejor sensación que imaginarse entre nubes, algunas tardes nos regalan colores que ningún poeta puede describir, ese instante queda grabado como un gran milagro antes del ocaso, amo esas tardes airosas cuajadas de nubes, qué mejor refugio para la futilifad.
Abrazo
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Andar en las nubes como dice la publicidad «no tiene precio» y agrego: tampoco existe la tarjeta que lo pague 🙂
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